NO SE sabe si por un exceso de optimismo o porque lo hermoso tira más que lo horripilante, la Xunta de Galicia trata de alegrarnos estos días desgraciados con las últimas noticias de los árboles nobles que, al parecer, tanto medran en los montes de esta tierra. Tanto medran que las especies llamadas autóctonas ya ocupan como medio País Vasco, casi 375.000 hectáreas, que nunca tal se vio, y el Gobierno de Fraga le saca la tajada turística, que la tiene, para no perder la ocasión. La cosa va bien y que siga yendo por muchos años, a lo mejor llega un día en que las frías estadísticas coinciden con nuestra percepción. Porque seguimos desconfiando de este triunfo y no de las 380.000 hectáreas de eucalipto que tanto medran, y éstos sí, por la costa de Ribadeo al Miño. Desconfiamos de este exterminio natural incluso los que somos hijos de su economía y estudiamos gracias a los seis ferrados del noble globulus. Pero también conocimos la economía del rebolo y la faia, y la preferimos, aun sin modernizar.