MORIR DIGNAMENTE

JOSÉ RAMÓN AMOR PAN Profesor de Bioética

OPINIÓN

13 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

La eutanasia es la acción médica que tiene por objeto acabar con la vida de un paciente terminal que previa y reiteradamente lo ha solicitado. Estamos ante un homicidio; lo que se discute es si se trata de un homicidio justificado o no por la situación y la petición del paciente. Resulta preocupante que esto intente enmascararse bajo la expresión morir con dignidad : todos queremos morir con dignidad sin que esto signifique apoyar la eutanasia. Desde el punto de vista moral respondemos ante nuestra conciencia y por la ley lo hacemos ante el Estado. Lo que puede ser aceptado o rechazado por la moral no tiene que ser regulado por la ley sin evaluar las consecuencias sociales. No es preciso el consenso sobre la valoración ética de la eutanasia para poner serios reparos a una norma legal que la permita y rechazarla por sus consecuencias. Aceptar la eutanasia podría suponer trasladar un mensaje social a los pacientes más graves e incapacitados en orden a solicitar un final más rápido, al entender que suponen una carga inútil y pesada para sus familias y para la sociedad. La teoría de la pendiente resbaladiza se aplica también aquí. Lo fácil que es pasar de una situación bien delimitada a otra en la que los casos de eutanasia se multiplicarían. En Holanda se ha comprobado su exacto cumplimiento: en un número muy importante de casos no consta la solicitud expresa de los pacientes, aun cuando estaban capacitados para considerar su situación y decidir. En 1994 una mujer mayor divorciada perdió a sus dos hijos por suicidio y entró en una depresión; pidió a su médico que le ayudase a morir, quien después de unas semanas de hablar con ella, decidió ejecutar su deseo. El tribunal consideró que el sufrimiento psíquico era razón suficiente para la eutanasia. En 1995 un ginecólogo mató a un recién nacido discapacitado; el tribunal decidió que el médico quedase exento de condena porque el sufrimiento del niño iba a ser tan grave que seguir vivo en ese estado iba a ser peor que estar muerto.