YASHMINA SHAWKI
14 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Cuando Theodor Herzl publicó su obra emblemática El Estado Judío en 1896, reivindicando el derecho de los judíos a tener un país, no podía imaginarse hasta qué punto sus teorías llegarían a cobrar cuerpo cincuenta años más tarde, con el reconocimiento, en 1948, del Estado de Israel por las Naciones Unidas. Este deseo de conseguir un estado que permitiera reunir a todos los judíos de la diáspora en la tierra de Israel dio lugar al movimiento sionista. Una facción de este movimiento no dudó en llevar a cabo todo tipo de acciones, tanto pacíficas como violentas, para apoyar la constitución de dicho estado. Muchas de sus acciones, que ahora son consideradas como heroicas, en su momento fueron tachadas como actos terroristas por el propio Gobierno británico que ejerció el mandato sobre Palestina hasta el año 1948. Transcurridas más de seis décadas en las que la situación de opresión de la minoría judía se ha transformado en una de dominio militar, ahora son los palestinos, quienes, con actos violentos similares a los llevados a cabo por los sionistas, reivindican el derecho a un estado palestino. La ocupación militar israelí de las ciudades palestinas utilizando tanques que arrasan todo a su paso, disparando a cualquier palestino que se mueva antes de preguntarle por qué lo hace, no es sino una nueva manifestación, más radical y violenta, del movimiento sionista al que pertenece Ariel Sharon. Lo único que diferencia esta violencia de la de los sionistas de principios del siglo XX es el hecho de estar respaldada por un estado internacionalmente reconocido, sin embargo tan terroristas fueron aquéllos como lo son éstos. Si, como dicen, lo que se pretende es erradicar los focos terroristas palestinos se podría conseguir respetando la ley y colaborando con las fuerzas de seguridad palestinas sin hacer uso de todo el poderío militar israelí ya que la violencia sólo genera más violencia. Sin embargo, ni Ariel Sharon ni los ultraortodoxos judíos buscan la eliminación de los terroristas palestinos, lo que realmente pretenden es forzar la expulsión de la población palestina de los territorios que ellos consideran parte del Israel ocupado. Opinan que sólo limpiando sus tierras del enemigo palestino podrán garantizar su seguridad en una zona en la que los árabes los tienen geográfica y demográficamente sitiados. El Gobierno israelí argumenta que, técnicamente, las ciudades palestinas son territorio israelí por lo que, si el ejército entra en ellas, armado hasta los dientes, no es para invadirlas sino para realizar una «operación de limpieza». Lo cierto es que, ya se considere que es Palestina o Israel, ya se escude tras la lucha antiterrorista o en razones de seguridad nacional, Ariel Sharon ha comenzado una guerra y no parará hasta ganarla, arrasando o debilitando a los palestinos de tal forma que no puedan recuperarse en mucho tiempo. ¡Qué pronto olvidan los hijos de Sión que, no hace mucho, eran ellos los sometidos que reclamaban un estado y los considerados terroristas!