CONDICIONES PARA EL CAMBIO

La Voz

OPINIÓN

11 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

El barómetro de primavera de La Voz confirma la permanencia de algunas de las constantes políticas que explican la evolución de la vida pública gallega en los últimos 15 años, pero introduce algunas novedades que, aún tomadas con la necesaria prudencia, parecen apuntar determinados cambios de tendencia. En efecto, del estudio de Sondaxe para este diario se deducen dos conclusiones claras. La primera consiste en que la línea divisoria entre la izquierda y la derecha sigue mostrándose muy sólida, sin que se perciban trasvases significativos en una u otra dirección, mientras entre el PSdeG y el BNG existen importantes vasos comunicantes, con la posibilidad de trasvase de votos entre ambos, dependiendo del momento político y del tipo de elecciones que se trate. La segunda conclusión hace referencia a la condición necesaria, aunque no suficiente, para producir un cambio en Galicia. Cualquier alternativa al PP, se retire o no Fraga, exige el concurso de los dos partidos de la oposición, sin lo cual no existe posibilidad alguna, ni política ni aritmética, de formar un gobierno alternativo al actual. Y en esto radica uno de los principales obstáculos para el cambio político. Resulta muy improbable, pese al desgaste, que un gobierno pierda unas elecciones, si no existe, simultáneamente, una alternativa clara y segura para sustituirlo. Así pues, o el PSdeG y el BNG son capaces de construir un proyecto político y programático, creíble y realizable, y de garantizar la estabilidad del hipotético gobierno alternativo, o será muy difícil, a corto plazo, la alternancia política en Galicia. Pero el barómetro de primavera introduce algunos elementos novedosos. Por primera vez desde las elecciones de 1997 el PSdeG supera claramente al BNG en intención de voto directo, aunque este hecho se deba más al desgaste del nacionalismo, producto de su crisis interna y de la parálisis política que conlleva, que al crecimiento de los socialistas. Pese a todo el dato es relevante, pues en la medida en que el PSdeG afiance su hegemonía respecto al BNG, más fácil resultará el trasvase de votos desde el PP a la oposición, sin lo cual, como es obvio, no es posible un cambio de gobierno. Pero la posibilidad de alternancia necesita, además del necesario traspaso de apoyos del Partido Popular al Socialista, que el Bloque no se desmorone. De ahí la importancia que adquiere la asamblea que los nacionalistas gallegos celebrarán en A Coruña a finales de este mes. En ella, el Bloque deberá de asumir que una etapa se ha cerrado en la vida política gallega y en la de su organización, lo cual conduce, inevitablemente, a la reformulación de su proyecto político. Sólo así podrá superar las indefiniciones y contradicciones que ha venido manteniendo sobre temas centrales, lo que ha limitado su credibilidad como fuerza de gobierno e interrumpido su constante crecimiento. Si el Bloque realiza esa renovación, sin renunciar a su historia ni degradar a sus líderes, recuperará el impulso político y será una pieza clave en la alternativa al gobierno del país. Estas son algunas de las condiciones imprescindibles para el cambio político que Galicia necesita.