Los Buzzcocks, grupo que a finales de los setenta situó Manchester en el mapa del pop (con todo lo que vendría después), sacan nuevo disco, y eso siempre es buena noticia aunque solo sea porque significa que se dejarán ver por nuestros escenarios. Entre los méritos de este grupo está el de haber registrado uno de los discos más celebrados de aquella frenética generación que hizo de puente entre los setenta y los ochenta moldeando la furia punk hacia terrenos más melódicos de la nueva ola. Singles going steady es un recopilatorio de sus primeros sencillos que se editó como disco para dar a conocer al grupo en EE.UU., pero que trascendió hasta convertirse en una parada obligatoria, un disco que, al menos para el que escribe, debería estar en cualquier lista de imprescindibles. Pero la gracia está en conseguir los singles en su formato de 7 pulgadas por separado, más allá de la recopilación con forma de elepé. Y lo mejor es que es un trabajo no solo posible, sino económicamente viable: puede conseguirse el paquete completo por menos de 50 euros. Eso sí, buscando.