La Fundación Luis Seoane inaugura el martes su nueva etapa con la obra enigmática de uno de los máximos exponentes del arte contemporáneo
01 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Julião Sarmento (Lisboa, 1948) estrena una nueva etapa de la Fundación Luis Seoane, que el próximo martes inaugura la muestra Guest or Host?, coproducida por la institución coruñesa y el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran Canaria y comisariada por David Barro.
- Usted ha expuesto en los mejores centros de arte de todo el mundo: Calouste Gulbenkian, Serralves, Reina Sofía, Tate Modern, MoMA... Ahora inaugura una nueva etapa de la Fundación Luis Seoane, un museo pequeño.
- Vine a A Coruña hace treinta y pico años porque había una exposición de arte portugués en el Kiosko Alfonso, y no volví. Pero David es un gran amigo y lo respeto mucho, es uno de los jóvenes curators europeos que más me interesan, y cuando me dijo lo que iba a hacer yo le respondí inmediatamente que sí. Más que el sitio, que me parece que está muy bien, me interesaba trabajar con él. Yo trabajaría con él donde fuera. ¿Es aquí? Pues aquí, y contento
- Su carrera artística se inició en los 70. De hecho, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Lisboa hasta 1974. Se cumplen precisamente 40 años de la Revolución del 25 de Abril. ¿Cómo influyó esto en su obra?
- Es muy difícil decirlo. Yo tenía 25 años y empezaba a ser un joven artista. Seguramente, si el país continuaba como estaba, a lo mejor el trabajo sería diferente. No completamente diferente, porque yo soy la misma persona y como persona no cambié, pero mis posibilidades, mis capacidades, mi formación, todo seguramente sería diferente y todo eso influye en lo que soy yo. Pero la Revolución del 25 de abril creo es como cambiar un país 180 grados de un día para otro. Todo el mundo ha sido influido, pero no le puedo decir cómo me influyó a mí porque no he probado el antes. Para decirlo yo tenía que tener dos hipótesis: sin revolución y con revolución. Como no tengo la primera solo le puedo decir que enhorabuena la Revolución, porque mis hijos no tienen ni idea del país que había antes, para ellos es una cosa abstracta.
- Pero su periodo de formación transcurrió todavía durante la dictadura. ¿Afectó de alguna manera el salazarismo a usted o a su familia?
- Hombre, afectaba a todos. Desde luego, entonces la idea de libertad absoluta no existía. Siempre estábamos, incluso hablando con amigos, pendientes de si alguien nos oía, a ver si había algún espía. Vivíamos constantemente con temor, siempre, todos los día a todas horas. Gracias a Dios que pasó hace muchos años y yo ya no me acuerdo mucho, pero me formé en un país así. Era un país medieval en Europa.
- Tras la revolución hubo una explosión cultural y creativa como la que hubo en España. ¿Se reconoce usted como producto de ese movimiento?
- Claro que sí. Lo que pasa es que yo tenía la necesidad de esa explosión antes de la Revolución, pero lo hacía de una manera muy doméstica, desde mi casa. Y de repente, después de la Revolución hay todo un grupo de gente, un mundo de gente que va hacia el mismo sitio, lo cual es muy diferente porque la unión hace la fuerza y es muy diferente trabajar todo el mundo para una cosa que una persona sola.
- Es usted heterodoxo en cuando a los medios para mostrar su obra: pintura, escultura, vídeos, collages, montajes fotográficos, performances... Incluso uno de sus últimos trabajos ha sido modelado con una impresora 3D. ¿Lo suyo es eclecticismo, curiosidad, experimentación...?
- Porque para mí los medios son nada más que eso, medios, lo que me interesa es el discurso. Entonces, si tengo un discurso, si tengo una idea, pienso cuál es la mejor manera de que la idea llegue a la gente, al espectador. Utilizo lo que me parece que es mejor. Los medios para mí son utensilios, como herramientas, como un martillo o lo que sea. Si tengo un clavo necesito un martillo, pues si tengo tiempo necesito un medio que tenga que ver con tiempo: el vídeo, el sonido o lo que sea que tenga tiempo. Un cuadro no tiene tiempo, tiene el tiempo que el espectador le da mirando. Yo siempre busco el medio que sea más interesante y capaz de llevar mi idea al espectador. Y el medio es solo eso, por eso digo y me repito muchísimas veces, que yo soy un artista; no soy un pintor, no soy un escultor, no soy un videoartista, no soy un filmaker... soy un artista que trabaja con muchas cosas.
- No suscribe entonces la famosa cita de «el medio es el mensaje».
- No, para nada. El medio es la manera de llegar al mensaje.
- El cuerpo de la mujer, la sensualidad que emana y el erotismo son una constante en sus obras. ¿Por qué?
- ¿Por qué no? [se ríe]. ¡Porque me gustan las mujeres, hombre! No solo por eso, porque necesitamos de una excusa para algo y el cuerpo humano es algo presente desde la Venus de Willendorf. En las primeras representaciones humanas el cuerpo de la mujer está presente siempre, sea por la maternidad, sea porque es la génesis de todo. Basta mirar toda la historia del arte, es omnipresente. Yo soy un artista clásico, continúo el estadio clásico de la apropiación del arte. Entonces, si hay que elegir algo, prefiero elegir el cuerpo de la mujer.
- ¿Y cómo encaja esa elección en esta época de autoliberación de la mujer? Me refiero a que la figura femenina ha experimentado un cambio radical en el último medio siglo.
- No ha cambiado nada. Porque la mujer aparece como un icono. Eso es un problema de la mujer y de su posición social, pero en mi obra la mujer no aparece como figura que necesita de una posición social, sino como figura icónica, que es lo que es.
- Es difícil encontrar el significado en muchos de sus trabajos. Practica usted una especie de post-surrealismo desconcertante. ¿Es eso lo que busca, crear algo enigmático, o pretende implicar al espectador en el descubrimiento del sentido de sus obras?
- Las dos cosas. Yo quiero no saber lo que hago. A mí me aburre, cuando hago una pieza, saber descodificarla totalmente. Me apetece tener dudas sobre la pieza, incluso dudas sobre el significado de la pieza. Las piezas para mí son interrogaciones, no son afirmaciones, y desde luego me interesa también que el espectador sienta lo mismo. Me interesa que el espectador se interrogue, que tenga muchas dudas y entender al final lo que yo quiero decir. Me parece un proceso mucho más creativo, para mí, hacia mí y hacia el espectador.
- ¿Cuál es el sentido último de la exposición «Guest or Host?». ¿Qué tipo de obras va a mostrar en ella?
- Esa pregunta, con todos mis respetos, debe hacérsela al comisario. Yo no metí el dedo en la elección de la obra. Yo soy el artista que hace la obra, luego hay una exposición que se llama Guest or Host?, por eso hay un curador. David ha pensado este grupo de obras en esta relación, pero yo no he hablado con él todavía sobre el asunto.
- ¿Cómo es la colaboración con otros artistas, por ejemplo con Atom Egoyan?
- Me encanta colaborar con otros, porque siempre descubro nuevas cosas, es un intercambio de experiencias, yo con ellos y ellos conmigo. Siempre que puedo y que tengo esa oportunidad hago colaboraciones con otros artistas. Artistas que a mí me interesan y tienen algo que ver conmigo, lógicamente, con quienes tengo afinidad. Y es muy difícil. Para un artista, que es superegocéntrico, y los artistas por definición lo son, colaborar con otro egocéntrico es difícil. Pero es muy bueno, a mí me encanta. Siempre hay lucha de egos, pero es una lucha inteligente y cuando hay respeto mutuo y son dos personas que se admiran una a la otra siempre funciona bien.
- Muchos de sus cuadros contienen referencias literarias y cinematográficas, portadas de libros, fotogramas. ¿Son influencias, obras que le han marcado?
- Son siempre obras que tienen que ver conmigo, que me han marcado por alguna razón o por otra. Yo cuando hablo de un libro o incluyo citas no quiere decir que sea lo mejor... Por ejemplo, yo tengo un trabajo que se titula "Biblioteca", en el Museo de Arte Contemporáneo de Cincinnati, que es como una biblioteca de libros, con carteles grandes en la pared que tienen fotos de portadas de libros. Siempre que utilizo libros así no quiere decir que son en mi opinión los mejores libros del mundo, para nada, hay libros muchísimo mejores, y hay libros que son mediocres pero por alguna razón tienen que ver conmigo, y por alguna razón tienen que ver con mi obra, y por alguna razón han sido parte de mi obra o van a serlo, tienen algo en común. Jamás utilizo un libro que sea marciano para mí. No tiene que ser el mejor o el peor, pero tiene que ver conmigo o con mi trabajo.
- Así que nada de lo que aparece en un cuadro, en un vídeo, en una instalación suya es ajeno a usted.
- Nada es ajeno, todo es muy cercano a mi obra y participante en ella.
- Esa frase suya que aparece citada por todas partes, «Lo que hago hoy es parte de lo que hice ayer... y de lo que hice hace 25 años y de lo que haré mañana», parece un silogismo. ¿Podría explicarla?
- Nosotros somos parte de nuestra propia cultura, y nuestra propia cultura es todo lo que sabemos, lo que aprendimos, nuestros contextos. La conversación que estoy teniendo con usted, dentro de media hora es parte de mi cultura, la utilizo, sí o no, puedo utilizarla o no, pero ya es parte de mi cultura, es parte de mi vida, es parte de lo que soy yo en cuanto persona. Y eso mismo pasa con todo, lo que cené ayer, lo que hice hace cuatro días, los libros que leí hace una semana, las películas que vi hace un año... todo. Todo lo que hago, toda mi vida, es parte de mi vida. Y cada día que se añade es otra cosa más. Yo sería diferente mañana, seguramente, si no tuviera esta conversación con usted. ¿Cómo? No lo sé. Pero cualquier cosa seguro que sí.
- En algunos cuadros incluye planos arquitectónicos, especialmente plantas de edificios? ¿Por qué abandonó la carrera?
- Porque me gusta demasiado la arquitectura para estudiar la arquitectura, porque sería un arquitecto fatal, terrible. Tengo demasiado respeto por la arquitectura y lo arquitectos para ser uno malo.
- ¿Qué opina del resultado de las elecciones europeas? En su país, Portugal, el gran vencedor fue la abstención, con un récord del 66 %.
- Yo no hablo de política... Pero..., a lo mejor... tenemos el Gobierno que tenemos, ¿verdad? Es un país que no tiene alternativas, es un país que no ve la luz al final del túnel, porque hay un Gobierno tan malo, tan malo, tan malo, tan idiota, tan imbecil, pero tan pocas alternativas. A veces uno piensa esto está muy mal, pero hay algo de bueno, pero ahí no lo hay, es todo negro.
-¿Y de Europa tampoco habla?
- Yo creo que el tiempo de los grandes políticos, de las grandes ideas, se ha ido, estamos en un momento de crisis política, es una banda de gente que no tiene ni idea. Pero yo tampoco soy político, entonces yo hablo de lo que sé.
- ¿En sus obras no hay un trasfondo político, no le interesa?
- Claro que me interesa, todo lo que hacemos es política. Pero el trasfondo político que existe en mis obras es lo que hago yo y como todo lo que hacemos es política, pues ahí está. No es política en el sentido literal del término, pero es político porque lo hago y lo hago así.