Como en su día Fernando Martín, el alero del Obradoiro se levantó de la cama para jugar
03 dic 2013 . Actualizado a las 17:29 h.Ben Dewar no anotó ningún punto el domingo frente al Gipuzkoa Básket. Su estadística recoge un intento triple marrado y un rebote defensivo en apenas diez minutos de juego. Pero su presencia en la cancha fue la de un capitán que compareció en el campo de batalla cuando nadie contaba con él, después de pasar la jornada del sábado fuera de combate, sin poder moverse de la habitación. Esos mensajes siempre llegan al grupo.
Sin duda, en la historia del baloncesto hay gestos que han movido victorias. Como el que en su día protagonizó el legendario Fernando Martín, cuando se presentó con la espalda maltrecha en el comedor del hotel en el que se encontraba el equipo, en Barcelona, en mitad de un play off. El pívot se había quedado fuera de la convocatoria y Aíto García Reneses, técnico del Barça, había comentado que era un jugador de tal calibre que, sin él, el Madrid podía perder por 25 puntos.
Fernando Martín, por su cuenta y riesgo, cogió el puente aéreo. En un reportaje publicado hace unos años por el diario Marca, Johnny Rogers recordaba la escena de la entrada del pívot, en medio de la sorpresa: «Se presentó con una sonrisilla y dijo: pringaos, no me he levantado de la cama para perder». Y no perdió.
En el año 88, en el sexto partido de la final de la NBA entre los Pistons y los Lakers, Isaiah Thomas, base de los de Detroit, jugó literalmente cojo. Y, aun así, fue capaz de anotar 25 punto en un cuarto. Pero no ganó.
El precedente de Stanic
Sin tener que remontarse a la NBA, y sin siquiera salir del Obradoiro, todavía está relativamente reciente en la memoria la primera temporada del club en la ACB. El equipo tenía ya la permanencia muy complicada. Las opciones pasaban casi inexcusablemente por ganar al Alicante en Sar. Y Maxi Stanic se jugó el tobillo en busca de un triunfo que no llegó. Las posibilidades de una recaída eran elevadas. Fue a mediados de abril del año 2010, y no tenía contrato firmado para la temporada siguiente.
Dewar no fue el único que forzó para jugar ante el Gipuzkoa Basket, aunque sí fue el que se encontraba en peores condiciones. Vasilis Xanthopoulos saltó a la cancha con el tobillo fuertemente vendado. Y tuvo la mala suerte de dañarse la misma zona en la penúltima jugada de partido. Muscala no se dejó vencer por los efectos de la gripe. El que se quedó literalmente fuera de combate fue Scott. Ya no era una cuestión de forzar. La gastroenteritis lo dejó exhausto.