El sector relacionado con la industria armamentística de Italia cobra impulso aumentando sus exportaciones a la sombra de los conflictos bélicos en Ucrania y en Oriente Medio
20 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Todos saben del complejo militar-industrial de Estados Unidos y de lo cruciales que son las grandes empresas de defensa para la economía rusa, que llevan trabajando intensamente desde el inicio de la invasión de Ucrania. Pero pocos saben que Italia es también uno de los principales fabricantes de armas del mundo, y que allí se encuentran grandes grupos de defensa.
De hecho, una de las empresas más antiguas del país transalpino es Beretta, el famoso fabricante de armas de fuego que durante muchos años abasteció al ejército estadounidense y que fue fundado en el siglo XVI (aún se conserva el recibo de un pago de la República de Venecia al maestro Bartolomeo Beretta, por un suministro de cañones de arcabuz).
Según el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (Sipri), entre el 2019 y el 2023, Italia fue el sexto mayor exportador de armamento, por delante del Reino Unido, España, Israel y Corea del Sur. Oriente Medio, una región geopolíticamente inestable pero que siempre ha sido de gran interés para Roma, absorbió el 71 % del total de las exportaciones italianas, encabezadas por Catar, Egipto y Kuwait. Otros compradores importantes fueron Turquía, Israel y Baréin. Solo en el 2023, las exportaciones aumentaron un 24 % debido a la guerra de Ucrania, ya que Kiev compró armamento por valor de casi 500 millones de euros.
El complejo militar-industrial italiano se remonta a la primera mitad del siglo pasado. La participación en dos guerras mundiales imprimió un fuerte impulso al desarrollo del sector y, en la posguerra, el Estado tomó medidas para que siguiera activo, tanto por razones estratégicas como para la creación de empleo. Hoy en día, Italia cuenta con uno de los mayores constructores de buques (también militares) del mundo, Fincantieri, y con uno de los principales grupos de defensa y seguridad, Leonardo, cuyo volumen de ventas superó los 15.000 millones de euros el año pasado. Juntos, estos dos gigantes (en los que el Estado italiano desempeña un papel clave) representan el 80 % del volumen de ventas de la industria de defensa italiana.
Los medios italianos han hablado mucho recientemente de Leonardo por su decisión de crear una empresa conjunta con Rheinmetall, un importante grupo alemán de armamento, con el ambicioso objetivo de ser «un nuevo peso pesado en la producción europea de carros de combate», en una lógica de «creación de un sistema de defensa europeo». La empresa conjunta, que tendrá su sede en La Spezia (noroeste de Italia), deberá desarrollar en primer lugar el nuevo carro de combate italiano. Leonardo es también uno de los tres socios estratégicos del Programa Aéreo de Combate Global (GCAP), en el que también participan el Reino Unido y Japón, con el objetivo de desarrollar un avión de combate de sexta generación de aquí al 2035.
Que Italia esté muy activa en la producción de armas y armamento no es casualidad. Roma observa con gran preocupación tanto la prolongada guerra en Ucrania como los conflictos y las crecientes tensiones en Oriente Medio y África, que tienen un impacto significativo en la economía italiana. Además, los aliados de la OTAN presionan a Italia para que aumente su presupuesto de Defensa hasta el 2 % del PIB, según lo acordado. La abultada deuda pública italiana frena el proceso de rearme, pero en Roma también se tiene conciencia de que gastar más en defensa podría ser un estímulo útil para una economía en dificultades, sobre todo si se tiene en cuenta que la industria militar es uno de los sectores que genera más empleo de calidad e innovación.