El sistema de pensiones de Japón pide oxígeno

María Puerto TOKIO / LA VOZ

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FRANCK ROBICHON

El envejecimiento de la población pone en duda la viabilidad del modelo Un informe dice que cada jubilado precisará 164.000 euros de ahorros propios para completar su prestación

21 jul 2019 . Actualizado a las 05:14 h.

El envejecimiento de la población en Japón pone en peligro el sistema de pensiones. Un informe advierte de que el modelo no es sostenible y los jubilados necesitarán una media de 164.000 euros de ahorros propios para completar sus prestaciones públicas. La longevidad de los japoneses y el desplome de la natalidad son una combinación letal para sostener los pagos.

El informe del Consejo del Sistema Financiero alerta de la brecha entre los ingresos de los jubilados y los gastos. Lo muestra de forma gráfica con una proyección que contempla los ingresos por pensiones públicas y complementos privados de una pareja media de jubilados y lo contrapone a los gastos en manutención, vivienda y asistencia sanitaria que tendrán durante los treinta años que les quedan de vida. El resultado es desolador, ya que necesitarán de una importante capacidad de ahorro, unos 20.000 millones de yenes (164.000 euros), para mantener su nivel de vida. Y la cifra, evidentemente, no está al alcance de la mayoría.

Los japoneses se jubilan a los 65 años y cobran una pensión media de 150.000 yenes (1.233 euros), a todas luces insuficiente para llevar una vida cómoda. Se calcula que el 20 % viven en la pobreza relativa. Es frecuente que la jubilación se complemente con otros trabajos y esa es la razón, por ejemplo, de que la mayoría de los taxistas sean personas mayores.

El informe oficial se ha utilizado como arma arrojadiza entre el Gobierno y la oposición en la campaña de las elecciones parciales a la Cámara Alta que se celebran el 21 de julio. Si no se adoptan medidas de corrección, se calcula que la relación entre el gasto en Seguridad Social y el producto interior bruto aumentará hasta el 24 % en el 2040. El sistema de pensiones es un tema muy sensible en la envejecida sociedad nipona. Japón lidera el ránking mundial de esperanza de vida, que se sitúa en los 82 años para los hombres y los 87 años para las mujeres.

El informe Perspectivas de Población 2019 de Naciones Unidas destaca que el país del sol naciente cuenta con la proporción de personas en edad laboral más baja respecto a los jubilados. Según las estadísticas, hay 1,8 personas de entre 25 a 65 años por cada pensionista, mientras en Europa la media son tres a uno. En el 2060, el 40 % de la población será mayor de 65 años. Japón también tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo: 1,43 hijos por mujer.

 Para garantizar las pensiones se necesita aumentar la natalidad, retrasar la edad de jubilación e incentivar la inmigración, ya que Japón tiene un nivel de paro muy bajo, que ronda apenas el 3 %. Las medidas del primer ministro conservador, Shinzo Abe, para facilitar que las mujeres con hijos no abandonen su empleo o regresen al mundo laboral de momento no han dado resultado. Abe ha calificado el tema de crisis nacional, pero se ha limitado a prometer guarderías y no ha avanzado hasta las ayudas directas por hijo. La sociedad japonesa es muy patriarcal y las mujeres se ven prácticamente obligadas socialmente a dedicarse al cuidado de los hijos y abandonar su carrera profesional.

El pasado abril se reformó la ley de inmigración para facilitar la llegada de trabajadores extranjeros. Se potencia la contratación en los países de origen, la mayoría asiáticos, pero abre la puerta a que los trabajadores poco cualificados puedan cambiar de empleador y permanecer hasta cinco años en Japón. De momento solo representan el 2,09 % de la población.

El informe se ha utilizado como una advertencia para que los japoneses empiecen a planificar su jubilación con tiempo, pero incentivar el ahorro no es una medida compatible con los intentos del Gobierno de aumentar la inflación y el consumo para dejar atrás décadas de estancamiento. Abe ha sido criticado por no dar soluciones, ya que se niega a subir los impuestos para financiar la Seguridad Social. En Japón hay más defunciones que nacimientos. En el 2018 fallecieron 1.363.564 personas, frente a los 921.000 bebés. La Universidad de Tohoku incluso ha pronosticado que, de seguir está proporción, la población nipona se extinguirá en agosto del año 3766.