El retiro de los multimillonarios

Adriana Rey NUEVA YORK / LA VOZ

MERCADOS

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Los Hamptons reúnen ya a la flor y nata de la sociedad neoyorquina en viviendas con precios desorbitados, algunas por encima de los 175 millones, como la mansión Jule Pond

17 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A cuatro días de la llegada oficial del verano, los Hamptons funcionan ya a pleno rendimiento. El lugar por excelencia para el descanso estival de los ricos y famosos neoyorquinos vuelve así a ser un foco de atención en el que se mezcla la disputa por el estatus social y las portadas de la prensa del corazón. Situados en la parte noreste de Long Island, en el estado de Nueva York, los Hamptons le deben su nombre a la agrupación de varios pueblos contiguos entre Westhampton, Southampton y East Hampton, donde sus residentes pueden disfrutar de decenas de kilómetros de playa huyendo así del estrés de la Gran Manzana. El descanso, eso sí, no les saldrá barato, ya que cualquiera que quiera hacerse con una casa frente al mar o la bahía, tendrá que pagar millones de dólares.

El prestigio y la exclusividad del lugar hace que las viviendas en al menos siete pueblos de los Hamptons no bajen del millón de dólares, mientras que en otros once el promedio del coste por vivienda se sitúa entre los 2,2 y los 5,6 millones. Estas cantidades son las más asequibles de la zona si se comparan con la Meadow Lane, en Southampton, popularmente conocida como la billionaire lane (la fila de los billonarios). A lo largo de sus más de ocho kilómetros de playa se erigen las mansiones de multimillonarios como el diseñador de moda Calvin Klein, o el creador del icónico Studio 54, Ian Schrager. Todas ellas disponen de un helipuerto para que puedan desplazarse a la zona, con la comodidad de evitar el desesperante tráfico de Nueva York. Es más, con la llegada del buen tiempo es muy común ver cómo los tiburones de Wall Street despegan desde el centro o la zona oeste de Manhattan. Es aquí donde muchos peces gordos del mundo de las finanzas apuestan por el nuevo servicio de la compañía Blade, una especie de Uber aéreo que ofrece vuelos de veinte minutos de duración a los Hamptons. El trayecto en avioneta o helicóptero no baja de los mil dólares por persona.

La selecta zona acoge además la casa en venta más cara en la historia de Nueva York. La propiedad, conocida como Jule Pond, es la mansión de la familia Ford. Se trata de una impresionante vivienda cuyas instalaciones se reparten en un terreno de 17 hectáreas y cuyo precio llega hasta los 175 millones de dólares. No muy lejos vive el hombre más rico del vecindario, David Koch. El hasta hace poco vicepresidente ejecutivo de Koch Industries, importante donante republicano, es también el residente más rico de la ciudad de Nueva York con un patrimonio neto de más de 48.000 millones, según Business Insider. Su casa en los Hamptons está valorada en más de 23 millones y tiene siete habitaciones, una cancha de tenis y una piscina junto al mar.

Mayor actividad

La opulencia y la posibilidad de hacer networking han provocado que la zona se haya masificado en los últimos años, con el consiguiente incremento de la actividad económica; tiendas de lujo, concesionarios de automóviles de alta gama, joyerías, galerías de arte, restaurantes y bodegas son ya parte del paisaje. En la actualidad, además, el mercado de alquiler se ha disparado aprovechando la celebración del US Open de Golf, que por primera vez en catorce años se celebra en los Hamptons. Es por ello que los propietarios de viviendas cercanas al campo de Shinnecock Hills han visto la oportunidad de negocio alquilando sus propiedades por más de 10.000 dólares el fin de semana. Los precios no mejoran en fechas diferentes. El alquiler de una casa pequeña de cinco habitaciones en East Hampton desde mayo a septiembre no baja de los 100.000 dólares.

La buena noticia para todos aquellos que no dispongan de estas fortunas es que pagando sesenta dólares por el aparcamiento de su coche, podrán acercarse a la playa por la que pasean figuras de la talla del director de cine Steven Spielberg, o el actor Richard Gere junto a su mujer, la empresaria coruñesa Alejandra Silva.