El general Aranguren, el abuelo de Pepe Cobreros, quien anda empeñado en recuperar la figura de este militar que pasó parte de su vida en Lugo y que pagó con la vida su fidelidad a la República hasta el último momento de la guerra civil. Franco, que también había jurado fidelidad a la República y que había sido compañero de Aranguren, no tuvo piedad y ordenó que fuese fusilado tan pronto finalizó la contienda.
Aranguren sirvió con lealtad durante cuarenta años a la Guardia Civil y entre otras acciones, impidió que el alzamiento militar de los golpistas triunfase en Cataluña aunque ni allá ni aquí, ha recibido el reconocimiento de unos y de otros. Presumía de Galicia y su firma puede encontrarse en las inspecciones que realizó cuando tenía mando en Lugo, tal como puede verse en los libros de registro de algunos cuarteles de la provincia como es el caso del de Vilalba en donde figura su firma en los años 1921 y 1922 y la acotación «sin novedad en el puesto».
El PP en Lugo ha pedido hace unos días que no se olvide a los muertos de ETA ahora que llegó la paz. Totalmente de acuerdo con la propuesta pero no estaría de más que este partido se acordase también de los 130.000 muertos que están en las cunetas, que fueron asesinados en la dictadura del general superlativo o pasados por las armas como es el caso del general Aranguren que sin lugar a dudas bien se merece, como mínimo, una calle en Lugo así que, tomen nota las gentes del PP y del resto de los partidos con representación municipal. Y sobre todo, que se haga realidad y no se quede en un acuerdo sobre el papel. Habrá que esperar a que triunfe la razón.