Jaime Capellá, fisioterapeuta del Breogán: «Nuestro trabajo está en la sombra y le dedicamos las 24 horas»

SARRIA

Carlos Castro

Recuerda desde niño cuando vio jugar a Gasol en el Pazo y cuando iba a partidos con el C.B Sarria

21 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A pesar de su juventud el fisioterapeuta del Cafés Candelas Breogán ya ha vivido experiencias de todo tipo en el deporte. Este licenciado en ciencias de la actividad física y el deporte, diplomado en fisioterapia y maestría de baloncesto en INEF y a punto de terminar el grado superior de entrenador de baloncesto, comenzó como entrenador personal en el gimnasio O2centrowellness de Madrid, tarea que compartía con su trabajo en la Federación Madrileña de Baloncesto con selecciones autonómicas. Desde allí llegó al Prone para encargarse de la preparación física y ejercer como fisio, luego al Ensino en el que desarrolló el mismo papel y hace algo más de un año al Breo.

-¿Cómo dirigió sus pasos profesionales al baloncesto?

-Siempre jugué al baloncesto y todavía lo hago cuando puedo en el equipo de liga local del Estudiantes y quiero seguir. La parte de la medicina supongo que me decanté en gran parte por mi padre, que es médico.

-¿Es importante para un fisio haber sido jugador?

-Ayuda mucho, si jugaste sabes lo que son cosas como un esguince y otras lesiones que sufren los jugadores y que al sufrirlas en carne propia sabes lo que sienten los que las padecen.

-¿Le hizo ilusión regresar a Lugo?

-La tierra siempre tira y después de 8 años me surgió la oportunidad de venir a Lugo y la acepté encantado. Llegué al Prone donde en el ámbito deportivo pude trabajar bien, pero el económico fue un desastre y pasé un año sin cobrar. Luego en el Ensino fue una etapa fantástica, pero lo que realmente me encanta es el baloncesto de élite, que me parece lo máximo para trabajar y por eso no podía rechazar la propuesta del Breogán.

-¿Cómo es su trabajo en el Breo?

-Estoy feliz con compañeros y jugadores, pero la realidad es que nuestro trabajo está en la sombra y le tenemos que dedicar prácticamente las 24 horas. Son cosas que no se ven como que llegamos antes al pabellón para preparar todo y nos vamos los últimos en partidos y entrenamientos y lo mismo sucede en los viajes.

-¿Qué es lo más importante en su parcela?

-La prevención es básica. Hay que estar siempre encima de los jugadores en el día a día para cortar de raíz cualquier molestia y que no se convierta en una lesión.

-¿Qué molestias son más comunes en el baloncesto?

-Sobre todo dolor de espalda, cervicales o lumbares, así como esguinces y todo tipo de dolencias en el tobillo que suelen ser leves. Cuando nos dicen que el problema está en la rodilla es cuando saltan todas las alarmas. El baloncesto es cada vez más físico y por eso aumentan los problemas musculares.

-¿Es verdad que los jugadores hablan de todo en la camilla?

-Por supuesto, están relajados y cuentan de todo. Hay que tener claro que el apartado psicológico es la mitad de una lesión, por lo que si lo sabemos llevar bien nos ayuda mucho en nuestro trabajo.

-¿Qué suponen los adelantos técnicos en su profesión?

-No creó en las máquinas, sí en el trabajo manual y con agujas mediante punción seca, algo que no tiene nada que ver con la acupuntura. Las máquinas ayudan, pero nada más.

-¿Cómo lleva no tener horario?

-Es algo que en nuestra profesión hay que asumir y que pasa factura en la vida social pagándolo amigos y familia.

-¿Sigue de siempre al Breo?

-Sí, tengo recuerdos muy especiales cuando siendo un niño venía a los partidos con el CB Sarria y cuando vi a Pau Gasol en el Pazo. Vivir ahora todo aquello con lo que soñaba desde dentro es espectacular.

-¿Es muy exigente su trabajo?

-Tratar con profesionales a los que hay que trabajar muy fuerte una musculatura muy superior a la normal es muy duro. Hay días en los que me duelen las manos, que son mi herramientas de trabajo.

-¿Saben sus compañeros que participó en dos concurso de mates en la ACB?

-No creo, pero son recuerdos que guardaré siempre con un gran cariño, ya que fueron experiencias muy bonitas.