Los Ponchos

EMILIO R. PÉREZ

LUGO

10 jul 2024 . Actualizado a las 22:37 h.

Fue un humilde trío musical que, con gloriosas serenatas, en tiempos académicos amenizaba nuestras almas. En mis conversaciones cotidianas con Manolo, tratamos temas de diverso género, pero nos centramos básicamente en la salud, la música y los recuerdos de aquellos tiempos. La salud, si la tocamos, es con prisas y por lo bajo, por si acaso; las entrañables experiencias surgen llanas, sin llamarlas, con carácter espontáneo según vamos soltando y la música… la música ni te cuento, hermano.

Aunque también es receptivo a otras tendencias, Manolo es fan de Clapton; así que es un blusero empedernido, obnubilado hasta los huesos. Por eso cuando un tema que le mando le rechina, me pone a caldo y amenaza en serio con silencio radio o sanciones correctivas de mayor calado. Y es que Manolo sabe un rato de esto, pues aparte de buen gusto tiene oído, oído y mano. Lo de oído viene a cuento pues, junto a Gaspar, nuestro querido Pelos, y quien escribe esto, conformamos por entonces aquel sin par Los Ponchos. Y lo de mano también viene porque pinta que te mueres. El alma hecha talento. Zaragoza pilla lejos, y me limito a ver sonreír a Hendrix, Bowie, Dylan o Clapton en las fotos que me manda a mi ventana aquí en el alto. Y bien que lo lamento, pues hay quien dice que en las salas en que expone hay tanta magia cuando cuelgan estos monstruos, que por la noche, suave y piano, los lienzos cantan. Todo un misterio. Se pinta con el alma, y en el alma de mi amigo están Los Ponchos; aquel trío que por la noche amenizaba con sus dulces serenatas. Cuán bella es la belleza que alberga el alma, cuán difícil expresarla. Él la expresa.