Eulalia de Esperante, una joya arqueológica bajo las piedras

CANDELA F. ROLDÁN LUGO / LA VOZ

LUGO

El templo lucense cuenta con dos columnas corintias del siglo IV y con dos miliarios romanos, pero la investigación de sus piezas se paralizó hace 20 años

23 ene 2023 . Actualizado a las 13:33 h.

A poco más de diez minutos de Lugo se encuentra la parroquia de Esperante y su iglesia de Santa Eulalia. Una edificación que, a simple vista, pasa desapercibida, pero que alberga en su interior varias joyas arqueológicas de gran valor, aún por determinar en algunos casos, ya que los últimos estudios de la capilla se llevaron a cabo hace 20 años, junto a la última restauración de la iglesia.

Actualmente, el edificio se compone de una única nave rectangular con cubierta de madera, que fue rehabilitada hace 20 años, cuando el techo estaba a punto de caerse. En aquel momento, se realizaron excavaciones arqueológicas en el lugar y se descubrió que, varias de las piezas que allí se hallaban, tienen un gran valor arqueológico e histórico, pero todo quedó ahí.

Dos décadas después, los vecinos de Esperante piden un cuidado del templo acorde con su valor. Al menos habría que retirar las cales viejas y dejar las estructuras a la vista. Asimismo, piden una inversión en investigación y promoción, ya que, desde la última excavación realizada por Enrique Alcorta a comienzos del año 2000, no se ha vuelto a investigar.

Dos columnas del siglo IV

Según los últimos sondeos arqueológicos realizados, las dos columnas de mármol de estilo corintio, con hojas de acanto dobladas sobre si mismas, y que sujetan el arco del ábside datan del siglo IV. Como dijo el arqueólogo Jaime Delgado, «las grandes piedras caminan poco», es decir, las columnas ya se hallaban ahí cuando se construyó la iglesia románica en su momento, y, por lo tanto, fueron aprovechadas. Lo más probable es que Esperante provenga del nombre propio latino Esperantius, quien sería el propietario de una importante villa romana que está documentado que existió en el lugar, y de la que se aprovecharían las columnas para la iglesia.

Según las excavaciones, el templo inicial tuvo planta de cruz griega, y no latina, es decir, con cuatro brazos iguales, algo muy curioso en la península y más propio de las iglesias de oriente. Este detalle podría dejar entrever que en la construcción original hubo ideas de personas venidas de otros lugares del imperio romano. En la época visigoda, esa primitiva iglesia de cruz griega que apareció en las excavaciones, se habría convertido en el templo de planta latina que ahora es. Sin embargo, los restos de los muros y un arco de descarga (típicamente romano) en una puerta tapiada que aún se ve en un muro, denotan a primera vista su antiquísima construcción original.

Lo primero que llama la atención al entrar por la puerta principal es la pila bautismal, bajo la que parece esconderse un trozo de antiguo miliario que la soporta, es decir, una de esas grandes piedras que se colocaban en el borde de las calzadas romanas para señalar las distancias recorridas cada mil pasos. De hecho, en la parte de atrás cuenta con una inscripción de la que todavía no se conocen más detalles.

La proximidad del enclave a la antigua vía romana XIX, que enlazaba Lugo con Ourense, explica que el pie de la ahora pila bautismal fuese casi con toda seguridad una de esas señales instauradas por los romanos para conocer la distancia recorrida en ese vía que atravesó el lugar de Esperante.

Pero este no es el único miliario que se halla en el interior de la construcción. Porque en la entrada lateral se encuentra la pila de agua bendita, donde la gente se santifica nada más entrar a la iglesia, y que anteriormente, fue también un miliario. En este caso, la pieza se conserva mucho mejor, porque simplemente fue recortada para que no sea tan alta, y en su parte superior se le practicó una cavidad que es la que ahora funciona como pileta de agua bendita.

Si se llegan a retirar las cales y a dejar los muros a la vista como piden los vecinos, es probable que salga a la luz algún otro de los muchos secretos y enigmas históricos que encierra esta primitivísima iglesia lucense, que arrojarían luz sobre los primeros siglos de nuestra era y las villas romanas en el extrarradio de Lucus Augusti.