Alexia Fernández, especialista en el hospital de Lugo: «Dos cañas diarias y atracones el fin de semana pueden acabar en cirrosis»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO

Alexia Fernández trabaja en el Servicio de Aparato Digestivo del HULA
Alexia Fernández trabaja en el Servicio de Aparato Digestivo del HULA ALBERTO LÓPEZ

La médica explica que lo ideal es un consumo puntual, de escasa cantidad y que para evitar riesgos, la cantidad perfecta de alcohol es cero

25 mar 2022 . Actualizado a las 18:32 h.

Alexia Fernández es una de las especialistas que trabajan en el Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo (HULA) y ella, en concreto, lleva la consulta de hígado. La médica recuerda que la causa más frecuente de cirrosis en España y Europa es el consumo de alcohol y anticipa que la única cifra que garantiza no tener riesgo de desarrollar alguna enfermedad en el hígado es cero.

—¿La cirrosis solo aparece en casos de alcoholismo?

—El término de alcoholismo está un poco obsoleto porque la gente tiene la idea de que para tener una enfermedad del hígado tienes que ser alcohólico, y no siempre es así. Nosotros nos referimos al consumo perjudicial de alcohol o hablamos de dependencia del mismo.

—¿Cómo funciona el hígado?

—El daño en el hígado es algo crónico que se va produciendo con el paso del tiempo y depende de muchos factores.

—Háblenos de los pacientes que llegan hasta su consulta

—Empezamos a ver pacientes desde los 14 años, pero no por alcohol. Aunque la edad de inicio de consumo es cada vez más temprana, cuando empiezan a beber lo hacen en atracones: salen un día a la semana y beben mucha cantidad. Con el paso de los años, la gente desarrolla otro patrón diario, y es cuando empieza el consumo perjudicial, que ciframos en más de 20 gramos para mujeres y más de 40 para hombres.

—¿Y esto cuánto es?

—Una caña y una copa de vino son 10 gramos de alcohol; un tercio de cerveza son 13 y los destilados, 20. Es decir, dos cañas en mujeres y cuatro en hombres todos los días de forma prolongada en el tiempo y asociada además a un atracón en días puntuales puede provocar una enfermedad hepática en el futuro.

—¿Es igual de malo beber solo los fines de semana?

—Si te tomas dos cañas el viernes es poco probable que desarrolles una enfermedad por alcohol, pero si las tomas todos los días y llega el fin de semana y te tomas destilados y vermú, ya se puede infiltrar de grasa el hígado, se puede inflamar... y el grado máximo es la cirrosis.

—¿Se puede prevenir por anticipado?

—Hay fases en las que sí y otras en las que no. El problema de las enfermedades del hígado relacionadas con el alcohol es que no dan síntomas y que muchas veces las diagnosticas en la fase más avanzada, que es la cirrosis.

—El consumo está extendido.

—Hay gente que ve normal beber un litro de vino al día, que pueden ser tres copas en la comida y otras tres en la cena. Además, el alcohol socialmente está muy bien visto y arraigado.

—Si queremos cuidar del hígado, ¿cuál es el tope de alcohol?

—La respuesta buena es cero. Si quieres tener la certeza de que no vas a tener una enfermedad del hígado por culpa del alcohol —hay muchas más causas— la cantidad perfecta es cero. Lo ideal es un consumo puntual y de escasa cantidad: por ejemplo, un viernes me tomo dos cañas. Lo importante es que cuando sepas que tienes un problema tienes que dejar de beber radicalmente, para evitar que el problema se agrave o aparezcan enfermedades.

—¿Tenemos fuerza de voluntad?

—Es muy difícil dejar de beber porque es una adicción. Tú puedes tener un consumo perjudicial pero no ser dependiente. Cuando el alcohol interfiere en tu vida diaria, cuesta mucho más dejarlo porque aunque seas consciente del problema tienes una enfermedad. Aquí, normalmente requiere de un equipo multidisciplinar que incluye psicólogos y psiquiatras.

—¿Cuál es la primera señal de alarma del hígado?

—En la analítica puede haber datos que nos indiquen que está habiendo un consumo perjudicial de alcohol y que desvelen unos parámetros que sugieren que hay ese consumo y que es una fase inicial. En este caso es algo reversible, que se puede corregir.

—¿Cuál es el perfil de paciente?

—Históricamente siempre es más prevalente en hombres que en mujeres. Sigue siendo así, pero se reducen las distancias.

—¿Y de qué edad?

—Los pacientes empezamos a verlos desde casi 40 hasta 80. Hay gente que ha consumido alcohol toda su vida y que llega con cirrosis muy evolucionadas.

—¿Hay tratamiento?

—El único es dejar de beber alcohol, y si el hígado está ya en una etapa de cirrosis no se cura, es una enfermedad crónica. Si tienes el hígado un poco inflamado o un poco de grasa, no es que se regenere, pero el daño no progresa. Y un hígado cirrótico tiene muchas probabilidades de tener cáncer.

—¿Todos los pacientes pueden recibir un trasplante?

—No. Tienen que cumplir criterios, entre los que está no beber alcohol durante un tiempo prolongado.

—Háblenos de las consecuencias a nivel digestivo del consumo de alcohol.

—El consumo de alcohol es un factor de riesgo y está relacionado con enfermedades a nivel de todo el tubo digestivo y con distintos tipos de cáncer.

Alexia forma parte de la Asociación Española para el Estudio del Hígado, que organizó por primera vez la semana de las enfermedades hepáticas, por lo que dio una charla hace unos días en el colegio Maristas de Lugo bajo el título 'Riesgos para la salud del consumo de alcohol'.