Maite Pérez Lozano: «Mi gran ilusión siempre fue jugar al baloncesto en un equipo de Lugo»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO

Pérez Lozano agradece la preocupación que tenían los entrenadores de sus años jóvenes
Pérez Lozano agradece la preocupación que tenían los entrenadores de sus años jóvenes CARLOS CASTRO

Recuerda que la dedicación al deporte le sirvió para hacer grandes amistades

10 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Maite Pérez Lozano se encontró con el baloncesto cuando era una niña que iba al colegio. De aquel contacto surgió una relación que aún se mantiene: jugó en los dos equipos representativos de Lugo ciudad (Xuncas y Ensino), y habla de este deporte con una cercanía y con una implicación que no es la de una simple aficionada.

—¿Eligió el baloncesto por algo en particular?

—Cuando era pequeña, se hacía un poco de todo: deporte, teatro... Yo era de esas personas, hacía de todo. No había tantos alicientes como ahora. Las que hacíamos eso éramos un grupo de amigas. Jugábamos al baloncesto como deporte escolar y como deporte federado: ahí empecé en el Xuncas.

—Dos equipos, el Xuncas y el Ensino, en una ciudad que no es Madrid ni Barcelona. ¿Sirve eso para demostrar el arraigo del baloncesto femenino en Lugo?

—El baloncesto femenino tiene gran arraigo en Lugo. Siempre surge un poco de rivalidad cuando hay dos equipos locales, pero entonces las jugadoras éramos amigas: podía haber algo de rivalidad entre las directivas. Siempre te gustaba ganar al otro equipo, pero no creo que se diese esa rivalidad que sí hay en otros deportes.

—Hablamos de equipos que saben lo que es jugar en la máxima categoría nacional y disputar competiciones internacionales. ¿Por qué se alcanzó ese nivel en Lugo?

—En primer lugar, había gente que se preocupaba, que estaba pendiente de las jugadoras. En segundo lugar, no había tantos deportes como hoy. Ahora, por ejemplo, el voleibol está en Lugo en un primer nivel; antes, o hacías atletismo o jugabas al baloncesto. Además, grandes amistades que tengo en mi vida las hice en el baloncesto: por ejemplo, sigo teniendo un grupo de WhatsApp con jugadoras que estuvieron en el Xuncas pese a todo el tiempo que ha pasado. Creo que antes se cuidaba un poco más a la gente. Antes, además, jugábamos, jugábamos y jugábamos; ahora es todo distinto, más profesional. Hoy ves padres que están pendientes de sus hijos como si fueran estrellas de la NBA; en mi época, a veces ni siquiera iban a verte jugar.

—Suele decirse que Lugo es ciudad de baloncesto por el peso social del CB Breogán. ¿Se puede decir también que es ciudad de baloncesto por haber tenido un equipo como el Xuncas y por tener uno como el Ensino?

—Creo que sí. Ahora, además, hay también un club como el Estudiantes, que tiene equipos femeninos. Pienso que se está haciendo las cosas bien, aunque los tiempos fueron cambiando. Creo que mis padres nunca tuvieron que pagar para que yo jugase al baloncesto; hoy es todo mucho más profesional, pero sigue habiendo esa afición. Cuando era pequeña, había gente que me decía que si progresaba, podría ir a jugar al Canoe [club de Madrid con sección de baloncesto femenino, varias veces campeón de liga]. Yo nunca pensé en irme fuera para triunfar, mi gran ilusión siempre fue jugar en un equipo de Lugo. En el Ensino hay ahora chicas jóvenes de Lugo, está bien que se le den oportunidades.

—¿Compensan los sacrificios que impone el deporte cuando se llega a practicar a un cierto nivel?

—Creo que sí. Yo tenía que ir a los entrenamientos y no hacía la misma vida que algunas amigas mías, pero viajé e hice amistades gracias al baloncesto. Sí te compensa porque el deporte te aparta de malos hábitos. Recuerdo que en el Ensino jugábamos los domingos a las cinco de la tarde, y era una faena. ¿Compensa? Sí. El deporte fue algo que hice con gusto, la verdad.

«Si tengo que elegir entre el Xuncas y el Ensino, me quedo con los dos»

Si el Xuncas, en los años ochenta, se situó a un alto nivel en el baloncesto femenino, puede decirse que el Ensino sigue hoy ese camino. Son dos ejemplos de clubes destacados, pero no los únicos en la provincia, como subraya Maite Pérez Lozano.

—¿Se reconoce realmente el papel de los clubes femeninos en Lugo?

—Creo que sí, pero quizá no como se debería. ¡Mira que hay equipos en la provincia! Tenemos, por ejemplo, al Burela, campeón de Europa [de fútbol sala]. Pienso que no hay el mismo apoyo. A lo mejor las mujeres no somos tan explosivas jugando como los hombres, pero hay clubes femeninos que están en la misma categoría que los masculinos. Se dice ‘qué riquiñas son las chicas', pero poco más. Estuve en la directiva del Ensino, y teníamos que hacer muchas cosas para que nos diesen ayudas. Se reconoce el trabajo del deporte femenino, pero las ayudas no son las mismas. Quizá se debe a que a las chicas las va a ver menos gente y el tirón mediático es distinto.

—¿Qué elegiría si tuviese que decidirse entre el Xuncas y el Ensino?

—Fueron etapas distintas. Fui feliz en el Xuncas, tuve grandes éxitos. Tengo grandes recuerdos del Ensino y también le tengo cariño. Si tengo que elegir, me quedo con los dos.

—¿Cuesta dejar el deporte cuando se está a un cierto nivel o uno sabe realmente que llega ese momento?

—Cuesta un poco; y si llegas a un nivel más alto, como el que tenía Manel [Sánchez, su marido], más. Yo no ganaba dinero en el Ensino, y en aquella época, además, estaba dando clase. No me costó demasiado. A veces, incluso piensas ‘ya estoy cansada de estar en chándal, quiero llevar otra ropa'. Pero hay gente que no tiene nada al margen del deporte, y en esos casos se crea un vacío.

Inicio.

Maite Pérez Lozano nació en Lugo en 1966.

Trayectoria.

Empezó a jugar al baloncesto siendo alumna del CEIP Anexa; luego pasó por las plantillas del Xuncas y del Ensino.

Evolución.

Tras retirarse como jugadora fue delegada del Ensino. Vive en Lugo.