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Miguel García LUGO / LA VOZ

LUGO

Carlos Castro

21 ago 2021 . Actualizado a las 21:40 h.

Los partidos ya no duran solo 90 minutos. Es así desde hace tiempo porque la previa y el post asumen un protagonismo cada vez mayor. No voy a decir que el antes y después desate emociones como el propio encuentro, pero sí que suscita pasiones. En este caso me refiero a las ruedas de prensa.

Y quiero remitirme a la del viernes con el técnico Rubén Albés como protagonista. Tiene muy claro que a este equipo no le llega con los jugadores para cumplir objetivos, a decir verdad, creo que a ningún equipo le llega solo con eso, exceptuando al Paris Saint Germain. Hizo un alegato de lo más emotivo y enérgico en favor de la indispensable comunión jugadores ? afición. No llega con lo táctico, no llega con lo técnico, no llega con lo físico. Crear un ambiente constructivo, una atmósfera positiva, un entorno afectivo, lo considera fundamental. Yo también así lo creo. Volver a la magia vivida en los encuentros finales de la campaña anterior dejó huella y esa es la que intenta trasladar en este inicio.

La afición tomó buena cuenta de sus palabras y las hizo suyas. Estuvo solícita, participativa y cariñosa desde el inicio. Volcada en los buenos momentos y paciente en los malos, como así solicitó el técnico. El envite era de órdago. Probablemente con un adversario que ondea en la actualidad la bandera de la mejor cantera de nuestro entorno. Zubieta lleva años recogiendo los frutos de un estilo de trabajo serio, moderno y a la vez respetando sus señas de identidad. Un visitante de lujo. De esas alineaciones que vale la pena anotar para un seguimiento a muy corto plazo.

El CD Lugo no defraudó en esfuerzo, trabajo, empeño y sacrificio, esa identidad que garantizó Albés. Prometiendo siempre sensación de equipo. Sin duda la hubo. En el siguiente peldaño están el acierto o el error, pero ya se tiene mucho ganado con lo anterior. Aceptable primera parte del equipo en el aspecto defensivo. Antes de empezar el partido ya estaba decidido quién iba a tener la posesión del balón con lo cual una preocupación menos. El equipo estaba preparado para que así fuese, y no es que sea cómodo correr detrás del balón, pero eso era lo que tocaba hoy. Defender muy atrás, muy juntos, con línea de cinco tiene sus ventajas, apenas tienes riesgo a tu espalda, cierras tus bandas, acumulas jugadores por el centro evitando pases interiores, pero si estás muy atrás, cuando robas se te hace un mundo llegar al área adversaria. Trabajo táctico y físico a raudales.

Delante de un equipo con dos partidos en esta categoría, pero parecía que llevaban toda una vida. Mayor mérito para los rojiblancos. La segunda parte, más combate, más lucha, muchos cambios, más disputa, más interrupciones, más cansancio, más calor. El partido se fue diluyendo con más sensación de que pasara algo en área del Sanse que en la propia. El pitido final sonó a un punto ante un rival más que peligroso, sonó a trabajo bien hecho, sonó a partitura bien interpretada. Insuperable fue volver a la orilla del Miño. Volver. Qué gusto..