Lobos, pullitas, micros y aspavientos en el pleno de la Diputación de Lugo

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LAVOZ

LUGO

José Tomé preside el pleno de la Diputación de Lugo, telemático
José Tomé preside el pleno de la Diputación de Lugo, telemático Alberto López

Tres horas y media de sesión para no llegar a ningún acuerdo pero sí para debatir con frases lapidarias

23 feb 2021 . Actualizado a las 20:55 h.

El gran maestro Jean Renoir afirmaba en su grandiosa película La regla del juego (1939): «Lo que es terrible en este mundo es que todo el mundo tiene sus razones». La regla del juego de los plenos mensuales en la Diputación, después de los esperpentos del pasado mandato, ha comenzado a basarse en un pin pan pum de argumentarios para defender propuestas políticas que influyen en la vida de los ciudadanos pero cuyas decisiones se encuentran en centros de poder lejanos a los lucenses. Todo ello, trufado de alusiones a gobiernos pasados, de unos y de otros, en una especie de competición sobre el tú más trufado de datos.

El pleno provincial de ayer, de nuevo telemático, comenzó con algo verdaderamente serio, una declaración institucional con motivo del Día Internacional de la Mujer, que tuvo el consenso de todos los grupos. Poco duró este clima. Ya en el primer punto del orden del día, una propuesta del gobierno (PSOE y BNG) reclamando a la Xunta un nuevo modelo público de atención a las personas dependientes, demostró que las posturas ideológicas con el PP no solo son antagónicas si no que los datos o la percepción de la realidad y los intereses de unos y otros es diametralmente opuesta. Y así una tras otra las mociones se fueron debatiendo durante más de tres horas y en las que el voto de calidad del presidente José Tomé (faltó la diputada del BNG Mónica Freire) decantó siempre la balanza en favor del gobierno.

Además de la citada moción para demandar un servicio público y de calidad, por ejemplo, en las residencias de mayores de Galicia; el PSOE pidió que la Xunta aportase más fondos para el Servizo de Axuda no Fogar; los socialistas apostaron por un nuevo modelo eólico en Galicia que respete el medio, el patrimonio y los intereses de los propietarios y concellos; el BNG solicitó el apoyo para las reivindicaciones feministas del 8 de marzo; el PP solicitó que se mantenga en el norte de España el actual estatus del lobo frente a la propuesta del Gobierno de convertirlo en especie protegida; los populares intentaron de manera urgente debatir, sin éxito, el cierre de la sala de control del 061 de la Policía; y el PP demandó un plan de recuperación de los bienes patrimoniales de la Diputación (por fin se hablaba del ente provincial).

José Tomé preside el pleno de la Diputación de Lugo, telemático
José Tomé preside el pleno de la Diputación de Lugo, telemático Alberto López

Así, enunciadas las mociones, parece difícil que nadie se pueda a oponer a ellas, pero el cruce de datos y contradatos, y de reproches con Rajoy, Zapatero, Feijoo, Fernando Blanco, Touriño y Fraga como protagonistas embarraron el debate y nadie torció el brazo para llegar a un mínimo acuerdo.

La diputada Pilar García Porto acusó al PP de tergiversar la realidad a su favor, mientras que su compañero Pablo Rivera le volvió a recordar la frase de que «A Xunta invita e os concellos pagan». El portavoz popular, Javier Castiñeira, le espetó a la nacionalista Maite Ferreiro que «vostede ten unha gafa para a noite e outra para o día». José Antonio García, desde un sofá, acusó al PSOE y al BNG de «antigaleguistas e antisociais» y este diputado del PP preguntó: «Onde está a xustiza social de PSOE e BNG?». Su colega Agustín Baamonde afeaba al gobierno de convertir el pleno en un mini parlamento gallego: «Que manía teñen con encher con iniciativas que exceden as súas competencias, que pouca altura de miras». A continuación, Efrén Castro, del BNG, resumía la exposición del exalcalde de Vilalba: «O señor Agustín sempre nos ofrece unhas entretidas clases de historia, pero claro, obvia o que non lle interesa contar».

El alcalde de Castro, Francisco Balado, recogía el guante de Ferreiro, que criticó que en las filas del PP no se podía presumir de paridad (11 diputados y un sola mujer, la regidora do Courel, Dolores Castro) para recordarle al BNG que en los últimos ocho años tuvieron cuatro diputados y ninguno era mujer: «Vostedes si que incumpren a paridade». La vicepresidenta provincial, quizás harta de «demagoxias e hipocresías», se salía del tono jocoso para mostrar su visible enfado contra el PP: «Teñan un pouco de decencia cando falan de igualdade, porque pechan colexios, liñas de buses, centro de saúde, consultas de pediatría e xinecoloxía, e as consecuencias as teñen que pagar as mulleres do rural».

«Non lle poñan paos á roda do mundo rural». No lo dijo nadie del PSOE ni del BNG, sino el alcalde popular de As Nogais, Jesús Núñez para concluir el debate sobre si el lobo debe dejar de ser una especie cinegética, como propone el Gobierno, o se deben mantener el modelo de control con batidas selectivas. El alcalde de Pedrafita, José Luis Raposo, tenía que defender la postura del PSOE, pero sufrió problemas técnicos que se lo impidieron.

Castiñeira dejó una frase en el aire: «Non será que ao raposo non lle gusta falar do lobo?».

Ya se sabe que cuando un político está ofreciendo un mitin y en ese momento entra en directo en un informativo de televisión, su discurso se alza de manera contundente. Viene siendo habitual que en ese cruce de reproches y datos del debate de las mociones, cuando finalizan los plenos se producen los momentos más picantes entre los populares, especialmente su portavoz, y el presidente Tomé. Ayer, en la sesión que emitió el Servizo de Audiovisuais de la Diputación por YouTube, el pleno fue seguido por una veintena de personas, pero a partir de la dos de la tarde, la cifra llegó casi a las 50.

El popular Óscar Poy -siempre vehemente en sus acciones, por ejemplo como cuando Ferreiro llama al presidente de la Xunta Feixoo-, se salía casi del recuadro del pleno cuando vio como su propuesta de debate de urgencia de la sala del 061 no podía defenderla y veía como Porto y Efrén Castro sí la argumentaban: «Creo que non son necesarios os aspaventos e debemos manter a compostura», le espetó el diputado del BNG, y Poy, harto, cerró sesión.

Quedaba para el final el cuerpo a cuerpo Castiñeira y Tomé. El popular intentó el pique : «Como xogador creo que non foi mo bo, pero como árbitro é malísimo». Fue García Porto la que salió al quite sobre una pregunta del popular sobre el área fluvial de Belesar: «Vostede que ten obsesión polos temas fluviais deberían darlle o título de patrón de dalgún barco». Mas tarde remachó el presidente sobre otra pregunta de Castiñeira sobre el estado de las vías de Carballedo: «Aínda que me lanzaron algunha pullita non quixen entrar, pero no de Carballedo non se debe mentir, non vale a manipulación».

Y terminamos como empezamos. En La regla del juego, cuando la película ya entra en su recta final, el señor de la casa le dice a su mayordomo: «Acaba con esta farsa». A lo cual este responde: «¿Cuál de ellas, su señoría?».