Desde la Muralla se puede ver cómo la vida continúa dentro de las casas
18 abr 2020 . Actualizado a las 12:01 h.Las imágenes del Lugo confinado regalan sensaciones muy dispares e incluso difíciles de expresar. La Ronda, que no está peatonalizada, figura estarlo con las instantáneas que dibuja estos días. Un recorrido por la Muralla permite disfrutar de los sonidos que irrumpen de repente, en medio del silencio. Pájaros, niños que juegan en sus casas y cuyas voces trascienden por los balcones, el viento susurrando entre las comisuras del monumento romano y azotando las hojas de los árboles. Parece que los pocos coches que pasan se atreven a romper la soledad que transmite la ciudad. Todo penetra en los oídos de una forma nueva. Nunca antes se había percibido un ambiente similar en la capital de la provincia de Lugo.
Desde ventanas y balcones, la gente observa con una curiosidad nunca vista. Pero a un fotógrafo le gana la necesidad de plasmar la Ronda vacía y la ciudad paralizada, sin casi actividad. Al observar a lo lejos, un joven toca la guitarra desde su balcón en un acto de libertad que choca de frente con el confinamiento. Una mujer escribe con su ordenador en el balcón. Y quizá solo así, consigue respirar. Una señora tiende la ropa y se asoma por la ventana mientras que un hombre habla por teléfono con sus maletas detrás del ilustre monolito inaugurado ya hace años. Quizá allí se sienta a salvo. Pero todo este vacío se rompe cada día a las ocho de la tarde cuando empiezan los aplausos. Después, el silencio regresa para quedarse.