Una carretera nacional con muchas grietas y un embudo

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

LUGO

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La N-634 acusa la falta de cuidados pese a ser de uso obligado si se cierra la A-8 por niebla

04 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Viendo desde el coche o desde el arcén los baches y grietas que aparecen en la N-634 a su paso por la provincia, de Ribadeo a Guitiriz, y que también se notan en el interior de un vehículo, poco se puede suponer que fue la principal vía del norte de España. Cabe intuir que la puesta en servicio de todos los tramos de la A-8 en la provincia, lograda en febrero del 2014, redujo su uso, pero ese descenso encuentra dos importantes matices.

El primero es que hay que utilizar la N-634 cada vez que la autovía del Cantábrico se cierra por niebla entre Arroxo (Lourenzá) y A Xesta (Abadín), algo que no resulta infrecuente. El segundo es que la vía es imprescindible para la conexión interior de los municipios mariñanos y chairegos por los que atraviesa: hay casas, negocios de hostelería, iglesias, cementerios o gasolineras al lado de la carretera, que además resulta de paso obligado, especialmente en el verano, para acceder a las playas de Barreiros o de Ribadeo. Tanto en la comarca mariñana como en la chairega se circula sobre un firme agrietado en algunos tramos y dañado por la presencia de baches en otros.

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Por otro lado, en localidades como San Cosme de Barreiros o Abadín la N-634 aún es la principal travesía urbana: por ejemplo, la Casa do Concello de Abadín, inaugurada en marzo de este año, está al lado de la carretera, igual que pasaba con la anterior, distante pocos centenares de metros.

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Las obras realizadas décadas pasadas -en los noventa, por ejemplo, se construyeron las variantes de Vilanova de Lourenzá, de Mondoñedo y de Vilalba- contrastan con la escasez de trabajos recientes. En tramos de los municipios de Barreiros o de Lourenzá el deterioro del firme sigue agravándose poco a poco, igual que ocurre también en los concellos de Abadín y de Vilalba.

Además, en el tramo que discurre por Lourenzá, por Mondoñedo y por Abadín puede formarse sin demasiada dificultad un embudo para el tráfico, especialmente relevante si está cerrada la A-8 debido a la niebla. Si se toma la carretera nacional en la rotonda de Arroxo y se continua hacia el interior, hay un tramo de línea continua que impide adelantar durante seis kilómetros, hasta que aparece, en la variante de Mondoñedo, un carril para vehículos lentos. Esa misma situación se repite en los últimos tres kilómetros de subida al alto de A Xesta.

Si se circula del interior a la costa por la carretera al estar cortada la transcantábrica, hay línea continua en un trazado de 13 kilómetros, desde A Xesta al comienzo de la subida al alto de Arroxo, en donde los automovilistas disponen de un carril para vehículos lentos.

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