El Arde Lucus, que ha cumplido 18 años en este 2019, necesita retoques si se quiere mantener su incuestionable éxito. Hay muchas actividades que funcionan (véase los desfiles del sábado y del domingo) y otras que necesitan más entidad propia (el puente romano y el acercamiento del Arde Lucus al río, aunque por logística es complicado). Las asociaciones y los colegios realizan un trabajo impagable. Y comienza a haber una inercia de que el Arde Lucus ya funciona solo (aunque detrás hay muchas personas trabajando).
Quizás uno de los debates que se tiene que abrir es el de las fechas. El Corpus y la Ofrenda del Antigo Reino de Galicia condicionan la celebración de la fiesta romana. Las anteriores son citas históricas, tradiciones necesarias, pero que no deberían entorpecer una celebración que ya es del pueblo y que tiene que desarrollarse como bienvenida del verano. Además, la fidelización a una fecha sin duda ayudaría a promocionar turísticamente el Arde Lucus.