«El voleibol me lo ha dado todo»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO

ALBERTO LÓPEZ

Bibí Bouza admite que este deporte ha logrado un hueco en la sociedad, aunque resulta difícil

31 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El baloncesto femenino está en un momento dulce por los éxitos de la selección. El fútbol femenino parece cotizar al alza si se toma como referencia la atención que le dedican últimamente los medios de comunicación. El voleibol femenino difícilmente resiste una comparación con esos deportes, pero no carece de clubes que lo practican ni de entusiastas que pasan de la cancha a los despachos. Si se traza un mapa del voleibol en España, Lugo aparece, y a esa presencia no es ajena la trayectoria de Bibí Bouza, que preside el Emevé tras haber sido jugadora.

Su contacto con este deporte empezó en el colegio, no porque allí se practicase el voleibol sino porque el padre de una alumna, Rosa Labandeira, era entrenador. Bibi Bouza comenzó a ir al pabellón de la OJE, situado cerca de la sede de la Diputación, aunque el vínculo con este deporte, como ella recuerda, se forjó definitivamente durante veranos pasados en Ortigueira, jugando en la playa.

-El deporte femenino es minoritario comparado con el masculino. El voleibol no es el más practicado. ¿Ha supuesto eso una mayor dificultad?

-No jugaba al voleibol porque fuera mayoritario o minoritario o porque tuviese popularidad. Jugaba porque en el entorno de mi familia también se jugaba. Ya existían el fútbol y el baloncesto, aunque yo creo que Lugo, más que de fútbol, es ciudad de baloncesto. El voleibol se ha ido haciendo un hueco, aunque cuesta.

-¿Supone un mayor esfuerzo promocionar un deporte más bien minoritario en una ciudad relativamente pequeña?

-Depende de cómo se trabaje. Si fomentas un sistema de estabilidad, puedes ir para arriba. La ventaja del voleibol en Lugo es que se mueve mucho en el boca a boca: juego al voleibol porque juega mi amigo, que juega porque juega su amigo... Para nosotros es muy positivo que funcione el boca a boca. El éxito del Emevé es ese, calar en una ciudad pequeña.

-¿Qué importa más, que se divulgue el deporte por el que se trabaja o que lo pasen bien quienes lo practican?

-El éxito de los deportes, en principio, es el éxito mediático. ¿Qué pasa con el fútbol? Que lo tenemos a todas horas en todas partes; es un deporte tremendamente mediático. ¿Qué pasa en otros deportes? El tenis es Rafa Nadal y los que vienen detrás, pero no hay el desarrollo mediático del fútbol. ¿Qué le pasa al voleibol? Que no es mediático. Hemos conseguido meter la punta del dedo. También, gracias al patrocinio de Iberdrola, se consiguió que Teledeporte retransmitiese partidos en diferido. El Emevé, que acaba de ascender a la Superliga 1, tiene que pagar sus retransmisiones, más todo lo que conlleva el habilitar la cancha.

-¿Qué satisfacción queda después de haber practicado este deporte?

-La del esfuerzo, la del trabajo bien hecho, la que te reporta la competición. Aprendes a ganar y a perder, aprendes el valor del sacrificio. Esos son los valores que aporta el deporte en general, además de la satisfacción personal.

-¿Habría llegado a más estando en una gran ciudad, con más oportunidades?

-No. Era una jugadora animosa, con habilidades en el entorno en el que me movía. Llegué a jugar en la máxima categoría, aunque limitada por mi estatura. Pero condición física sí tenía: era rápida, ágil... Hoy, posiblemente, habría sido una buena líbero defensiva.

-¿Volvería a jugar al voleibol si empezase hoy a practicar un deporte?

-Hombre... [Se ríe]. Por supuesto. El voleibol me lo ha dado todo. De hecho, dos de mis compañeras de equipo de toda la vida, Susana Cortegoso y Cristina Leiro siguen jugando al voleibol, y seguimos con la misma pasión que a los quince años. De hecho, hemos jugado y competido hasta los cincuenta años. Si eso no es pasión...

«Los jugadores que no son de Lugo están 'lugolizados'»

Para poder mantener un equipo de voleibol al más alto nivel, se necesitan apoyos: en el caso del Emevé, los que ofrecen, dice Bouza, son el Concello de Lugo, la Diputación y la Xunta, aunque sin olvidar las aportaciones privadas, con las que se cubre alrededor del cinco o del diez por cien del presupuesto anual.

-¿Cuánto ayudan a suplir la vocación y el entusiasmo la falta de medios?

-Todo. La mayor parte de quienes estamos en la directiva hemos jugado. Nos une la pasión por un deporte que precisa esa pasión por seguir adelante.

-¿Tiene futuro el voleibol en Lugo?

-Yo creo que sí. Ya estuvimos en la misma categoría en la temporada 2014-15. Lo que tiene este club es que es como el ave fénix, que resurge de sus cenizas: sube, cae, se reestructura, vuelve a subir, vuelve a bajar porque no hay dinero. Si eso no es fe y no es pasión, que venga alguien y me lo defina.

-¿Le queda campo para expandirse?

-Sí. De hecho, esta temporada podemos conseguir que el equipo de chicos también ascienda. Creo que la fuerza del Emevé está en el trabajo en conjunto. Tenemos unos entrenadores que se preocupan de tirar por los jugadores de Lugo y de incorporarlos. ¿Cuántos jugadores de Lugo hay en el Breogán, en el Lugo o en el Ensino ahora? En el Emevé, en cambio, el grueso de la plantilla es de Lugo, y los que no lo son están lugolizados. Laura Villasante lleva en Lugo seis años; Edita González lleva tres años; Antonio Mondéjar lleva tres años. Aquí encuentran arraigo. Lugo es una ciudad acogedora, que ofrece un agarimo que hace que se lugolicen. Ven que este es un club, pero que ofrece más cosas que las deportivas.