«El fútbol lo echas de menos toda la vida»

Ignacio Meitín Buján
i. meitín buján VIVEIRO / LA VOZ

LUGO

XAIME RAMALLAL

El jugador focense lamenta haber tenido que retirarse antes de lo previsto por motivos laborales

19 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Su nombre ocupa un lugar destacado en el ránking histórico de los jugadores mariñanos con más y mejor recorrido en el mundo del fútbol. El Viveiro fue la primera escuela balompédica de José Javier Sevilla (Oviedo, 1972), que completaría su período de formación en el Foz y el Sporting de Gijón antes de regresar a Cantarrana para dar el salto al primer equipo viveirense junto a otras joyas de la época como Fran o Juan Palmeiro. El destino le obligó a retirarse de forma prematura, cuando «aún me quedaba cuerda para rato», apunta, después de disputar cientos de partidos en Tercera División con el Viveiro, el Burela y el Xove Lago, y vivir unas cuentas experiencias en Segunda B en las filas del Endesa y el filial del Atlético de Madrid.

-Ya hace unos cuantos años que lo dejó. ¿Recuerda cuándo y cuál fue su último partido?

-Claro que lo recuerdo. Fue en junio del año 2000, contra el Alcorcón en la última jornada de la promoción de ascenso a Segunda B que disputé con el Xove Lago. Perdimos 0-1. Tenía 29 años y creo que aún me quedaba cuerda para rato, pero empecé a trabajar a turnos en Alcoa y me resultaba imposible dedicarle todo el interés y el tiempo que requiere.

-¿Lo echa de menos?

-Mucho. Una vez que dejas de jugar el fútbol lo echas de menos toda la vida, o yo por lo menos lo echaré de menos siempre. Me gusta, es mi pasión, me ayudó a superar los malos tragos que me deparó la vida y a ser mejor persona. Bien entendido, el fútbol es una inagotable fuente de valores no solo para los niños sino también para los adultos.

-¿Nunca se planteó convertirse en entrenador?

-Varias veces. Lo de entrenar, sobre todo a niños, es una posibilidad que me atrae. El problema es el tiempo...

-Durante su carrera convivió con infinidad de compañeros. ¿Quién era el más divertido?

-He tenido compañeros la mar de simpáticos. De la época del Viveiro recuerdo con mucho cariño a Obe, que siempre estaba con bromas y con él las risas estaban aseguradas en el vestuario. Pero si tuviera que quedarme con uno diría que Ricardo, el portero de mi etapa en el Atlético B que luego jugaría en el Manchester. Era tremendamente chistoso.

-¿Y el de más calidad?

-Buf... Han sido muchos los compañeros que me sorprendieron por su talento. Jugué con Marcelino, central del Sporting y del Newcastle y que fue internacional con España, con Juan Carlos, que ganó el doblete con el Atlético de Madrid... Pero me quedaría con Saavedra. Técnicamente fue el mejor futbolista que pasó por A Mariña.

-Y entrenadores también tuvo unos cuantos. ¿Le marcó alguno?

-Tres. Me marcó la disciplina de Gerardo Molina en el Viveiro, la concepción del fútbol de José López en el Burela y el Endesa, y la competitividad de Jesús Gayol en el Foz.

-¿Cuál es el mejor recuerdo que le ha dejado el fútbol?

-Mi paso por el Atlético de Madrid. Fichar por un club de semejantes dimensiones y jugar en el Vicente Calderón fue una experiencia inolvidable.

-Sin embargo las cosas no le fueron todo lo bien que esperaba.

-Deportivamente sí. Tenía la confianza del entrenador, fui titular en casi todos los partidos y entrenaba con el primer equipo un día a la semana. El problema fue que el club no nos pagaba, por lo que tenían que mantenerme mis padres, y a final de temporada tuvimos que denunciar para que nos abonaran parte del dinero que nos debían.

-¿Le quedó la pena de no haber llegado más lejos? Cualidades tenía...

-Hay cosas que no dependen de uno mismo, se necesita además estar en el sitio justo y en el momento adecuado y, por supuesto, tener suerte. Claro que me hubiera gustado jugar en Primera o en Segunda División, pero estoy igualmente orgulloso y satisfecho de mi trayectoria.

-El Viveiro en Preferente, el Xove Lago en Primera Autonómica, el Burela en Segunda Autonómica... Cuánto ha cambiado el fútbol, ¿eh?

-Mucho. Antes era lo que había, todos los chavales jugábamos al fútbol y nos desvivíamos por mejorar y llegar al primer equipo. Esa ilusión se ha perdido, ahora la mayoría de los jugadores jóvenes dan prioridad a otras cosas. Ven el fútbol como un hobby cuando antes era nuestra vida.