La conocida carretera del sufrimiento

Ricardo Hevia

LUGO

02 dic 2016 . Actualizado a las 12:04 h.

Como estaba previsto, Melilla fue un hueso muy duro de roer y es difícilmente entendible su escuálido casillero de victorias. Lo que sí parece claro es que al final estará en puestos de play off y que será un rival que, cuanto más lejos lo tengamos, mejor. En el Pazo dejó claro, por si no lo estaba, que el soñado paseo militar es más bien una sucesión de apretones y un constante sufrir para lograr victorias. Cuando el Breogán coge la racha de anotar lo hace con profesión, igual que cuando puede correr. Los problemas vienen cuando hay que jugar en ataques posicionales. Ahí se sufre y queda un largo margen de mejora.

Hoy aparece por el Pazo Marín, último equipo gallego en llegar a esta antesala de la élite. Con un excelente trabajo realizado durante muchos años en la base, aquí se presentan por primera vez a este nivel. Antes venían a ver los partidos del Breogán, ahora vienen de rivales. Su inicio de Liga fue espectacular, con dos victorias casi consecutivas. Pero ahí se acabó la fiesta. Ahora, con tres triunfos, se mueven coqueteando con las plazas de descenso. Su objetivo, suponemos, será mantener esta categoría y el partido de esta noche no parece el mejor para sumar una nueva victoria. Pero la buscarán con ganas, no tienen nada que perder, no es su guerra. Hay una abismal diferencia de medios y, por tanto, de plantilla. Pero hay que recordar que caer en el error de relajarse se paga caro en esta Liga. Huesca nos lo dejó escrito con una dolorosa derrota. El ascenso directo no admite más descuidos en el Pazo y menos teniendo a la vuelta de la esquina el viaje a A Coruña, adonde hay que llegar pletóricos y no con el lastre de un pésimo partido o una derrota.