El abuelo coraje de O Páramo y su víctima están enterrados en el mismo cementerio
LUGO
Benjamín Santas falleció un año después de la vista en la que un jurado lo exculpó del crimen por miedo insuperable
10 abr 2014 . Actualizado a las 06:58 h.Aproximadamente un año después del juicio con jurado que absolvió a Benjamín Santas de la muerte de su convecino José Bruzos, el que fue apodado abuelo coraje de O Páramo, también recibía sepultura en la iglesia parroquial de San Martín de Torres, a la que pertenece el lugar de Armada y en la que reposan también los restos de la víctima. Santas falleció en Vigo, después de una larga enfermedad. En la ciudad olívica vivió con una de sus hijas las últimas semanas de su vida.
Un año antes, con 81 años de edad, el vecino de O Páramo se enfrentó a un juicio con jurado, en el que el fiscal solicitaba una condena de tres años y medio de cárcel. El tribunal popular determinó que el anciano mato a su convecino el 24 de enero del año 2009, de un disparo de escopeta, invadido por el miedo insuperable y en legítima defensa.
La víctima había entrado en la casa de Armada, en la que se encontraba el anciano, cuidando de sus dos nietos de 3 y 9 años, cuyos padres habían ido al velatorio de un familiar. Derribó la puerta de una patada. José Bruzos dio una tasa de 2,38 gramos de alcohol en sangre, catalogada como muy elevada y que cuadruplicaba la máxima permitida en España para conducir.
Antes de entrar en la vivienda de Armada derribando la puerta, Bruzos, según la sentencia, llamó por teléfono a la casa del anciano para preguntarle si se encontraba solo en casa.
Días después del suceso la titular del Juzgado de Instrucción de Sarria dejó en libertad sin fianza, pero con cargos, a Santas. El anciano recibió el apoyo de buena parte de sus vecinos -una veintena acudió a los juzgados de Sarria cuando lo dejaron libre- en momentos claves del proceso.
Apoyo vecinal
Los convecinos celebraron también la sentencia absolutoria, después de varias sesiones del juicio en la Audiencia Provincial. A partir de ese momento Benjamín Santas dejó de ocupar las páginas de los periódicos y se enfrentó a una nueva lucha, en este caso silenciosa y alejada de los juzgados, contra la enfermedad, que finalmente no consiguió superar.
La víctima, sin embargo, no recibió las mismas muestras de apoyo de parte de sus vecinos, con los que, según diversas fuentes consultadas, no mantenía buenas relaciones. Su difícil carácter, según los mismos informantes, se debía en buena parte, a la ingestión de bebidas alcohólicas, que era una constante en su vida.
Benjamín Santas, según fuentes vecinales, fue enterrado en el cementerio parroquial de San Martín de Torres, el mismo en el que dieron sepultura unos años antes a José Bruzos.
La casa de Bruzos está ahora abandonada. En la de Benjamín Santas siguen viviendo sus familiares.