Es obvio que el objetivo del Lugo es la permanencia. La meta está marcada desde hace tiempo, y la militancia prolongada en la división de plata constituiría el cénit a más de sesenta años de historia. Sin embargo, hay un dato esclarecedor en esta trayectoria de los lucenses en el último lustro, coincidente con la llegada y militancia de Quique Setién en el banquillo del Ángel Carro: la línea ascendente y sostenible de los objetivos marcados a priori. Es más, han sido superados con creces. Desde el ascenso a Segunda hasta la permanencia en la misma en la primera temporada, con una clasificación desahogada. En medio de ese torbellino de éxitos, hay uno añadido, con un tinte insólito y casi inesperado, por la envergadura del mismo: la conversión en SAD con el listón mínimo de tres millones de euros. Un desafío casi imposible para una exigencia tan injusta como descabellada, en correlación a la devastadora crisis económica del país. Pues hasta ese Tourmalet ha tenido que superarse para no perder unos derechos deportivos ganados incuestionablemente en el terreno de juego.
Llegados a la novena jornada de Liga, el Lugo ocupa la cuarta plaza, en posición de promoción de ascenso y a un punto directo del mismo. O sea, la mejor clasificación de su historia. No solo es el equipo revelación del campeonato, admirado por su estilo con una propuesta ofensiva insólita en la categoría, sino que, además, no se vislumbra cuál es el techo o límite de este equipo. Es más, por sorprender ha sorprendido hasta a su propio técnico. Sí, porque Setién descubre cada día nuevas expectativas positivas entre sus hombres. Da la sensación de que sus valoraciones se le quedan cortas ante una realidad cotidiana que le desborda. No es un menosprecio voluntario, sino un feliz plus de calidad de una plantilla y unos hombres que mejoran con diferencia a sus antecesores. Y eso significa una confirmación fehaciente de la progresión deportiva imparable del club. ¿Hasta cuándo, hasta dónde? No me atrevería a emitir un pronóstico. Ni tengo bola de cristal ni vocación de adivino. Pero la actual realidad desmiente a la propia ciencia ficción y la supera. Lo que denuncia un trabajo impecable desde los despachos, sin duda. En 72 horas llega el doble desafío con el decano Recreativo, en Copa y Liga. Es el mejor equipo de largo y líder incuestionable de la categoría. Y, además, lo hace al amparo propio del Colombino. Con esa ventaja y ante este rival, será difícil la sorpresa. La ventaja del Lugo es competir sin presiones ni obligaciones añadidas.