Cuando decidimos qué alimentos introducimos en nuestra cesta o en nuestro carro de la compra tenemos un poder inmenso. Optar por los productos naturales y ecológicos, a ser posible cultivados en el entorno cercano, es una alternativa muy recomendable por muchas razones. Destacan dos. La primera: por salud, ya que es de suponer -existen certificaciones que así lo acreditan- que las verduras, hortalizas y frutas de proximidad, especialmente las que son de temporada, no necesitan abonos químicos ni aditivos o conservantes que las mantengan frescas y atractivas para el consumidor porque ya lo son. En Lugo, la explosión de colores y de sabores llega con el verano, cuando las huertas se llenan de pimientos, repollos, lechugas, tomates, habas, judías, pepinos, calabacines..., y en los árboles frutales alcanzan su sazón cerezas, albaricoques, peladillos, claudias del país... En el otoño llegan las manzanas y algunas variedades de peras, y en invierno es tiempo de nabizas, grelos... Algo parecido ocurre con los panes, los quesos, las mermeladas, la carne o el pescado.
La segunda razón es la sostenibilidad. Demandando y adquiriendo este tipo de productos damos «ganancia» a nuestros vecinos, a los que viven cerca, a los que conservan el medio natural, para que puedan seguir realizando su trabajo en unas condiciones dignas. En Lugo tenemos un paraíso al alcance de la mano que podemos ayudar a proteger y a desarrollar con los pequeños gestos de cada día.