Pedrafita celebró el viernes la edición número 23 de la Feira do Queixo do Cebreiro, que en esta ocasión coincidió con una nevada que durante la mañana apenas cubrió de blanco el entorno. Aunque la nieve no incidió en la circulación, sí propició una menor participación de público, sobre todo el procedente del Bierzo, que suele ser mucho, porque allí también nevó algo.
Sin embargo, según señaló el alcalde, José Luis Raposo, las ventas fueron muy buenas, tanto de queso como del resto de artículos que había a la venta. Salvo en casos muy contados, los quesos de la denominación de origen casi se agotaron, a pesar de que, para evitar lo ocurrido en años anteriores, casi todos los elaboradores trajeron más que en otras ediciones.
También tuvieron gran éxito otros puestos, como uno de O Courel que vendía castañas y todo tipo de productos artesanales. Uno de los casos más llamativos fue el de un puesto que vendía un queso francés de unos quince kilos cada pieza. El propio vendedor era pesimista al comienzo de la jornada y, sin embargo, se marchó muy satisfecho, a pesar de que el kilo costaba a 20 euros.
Debido al intenso frío, todos los expositores y todos los actos se celebraron en las naves cubiertas. Fueron instalados sistemas de calefacción, lo que permitió celebrar con buena temperatura una verbena que duró hasta las dos horas de ayer.
En la zona dedicada a artesanía hubo momentos en los que resultaba difícil transitar, debido a la concentración de público. En la inauguración, el alcalde pidió disculpas por el tiempo, bromeando sobre su descontrol debido a la etapa de cambio de gobierno en la Xunta.