Corriente dispersa

Luís Ventoso

LUGO

27 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Sin exculpar a las eléctricas, cuyo servicio de mantenimiento en Galicia seguro que es mejorable, la crisis de los apagones toca uno de nuestros pecados originales: vivimos donde nos peta y lo pagamos. Contamos con 30.000 núcleos de población sobre los 60.000 de España. El 16,5% de los gallegos habitan en lugares que no pasan de diez casas. Durante décadas se permitió espallar las viviendas al albur. «Si tengo una leira, puedo edificar». Ahí se acababan las normas. Y todavía hoy hay coladeras para seguir haciéndolo. Nadie ordenó el territorio -lastimosa la inhibición del largo gobierno de Fraga- y ahora pandamos con un modelo inviable. No hay lugar en Europa donde sea tan complicado llevar luz a los vecinos (y saneamiento y ADSL...). Queremos cables a la carta, que crucen los eucaliptales para llevarle la luz a Evaristo, porque le dio el punto de achantar un bloque de cuatro pisos en el medio de la nada por si algún día vuelve de Suiza. Emporcallamos el país con pozos negros y purines a cañón. Perduran los vertederos Bakunin ...

Gobernar es ordenar el caos. A ver si alguien se anima.