Hace apenas una semana que el tramo comprendido entre la Puerta de Santiago y la calle Villalba abrió de nuevo al tráfico rodado tras las obras de los últimos meses. Aunque la reforma es notable y la mayor parte de los vecinos afirman que «está moito mellor do que estaba antes», el resultado definitivo no convence a todos por igual. «O que non pode ser é desviar a circulación e separala do casco amurallado. Verás os atascos que se van formar», indica Manuel López. En el polo opuesto se sitúa la modificación más aplaudida por los vecinos: el semáforo que se ha ubicado en la esquina de la calle Villalba. «Antes era unha temeridade atravesar esta rúa, xa houbera dous ou tres atropellos», recuerda María del Pilar González. «Era moi necesario porque aquí xogabamonola todos os días ao cruzar», añade María Josefa Rodríguez Teijeiro y resalta una cuestión que, a su modo de entender, habría que tratar de impedir: «O de levar os cans á muralla para que fagan as súas necesidades, iso si que o vexo moi mal». De cara al futuro, los vecinos esperan con ansia la finalización del primer tramo peatonal de la ronda de la Muralla, que discurre entre la calle Villalba y la plaza de la Constitución, y en el que todavía continúan las obras, que previsiblemente estarán terminadas en menos de un mes.