Crónica | La sublevación militar de 1936 en Sarria y comarca (y IV)
07 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.La represión surgida tras la sublevación militar de julio de 1936 registra cotas aterradoras en Sarria y Paradela, únicos municipios del partido judicial donde hubo fuerte resistencia, principalmente en el segundo. En Sarria estará dirigida primeramente contra el alcalde Antonio Páramo y sus familiares. Algunos de ellos, como su hermano y su tío Vicente Páramo, son ya detenidos en la tarde del día 20 cerca de Monforte. Después se centra en concejales, cargos sindicales y políticos, administrativos y policías municipales. También contra funcionarios, sobre todo del Magisterio, y meros afiliados o simpatizantes de los partidos del Frente Popular. Desde el día 21, la prisión comarcal de Sarria se va a llenar de hombres y mujeres por el único delito de ser leales a la causa republicana y ser considerados no adictos al nuevo régimen que se intenta imponer con la fuerza de las armas. Régimen que se hará con la victoria después de una guerra de tres años y en donde va a estar vigente la ley marcial hasta abril de 1948, cuando ya en 1946 la ONU lo había condenado. Claro que habrá muchos sarrianos que conocerán mejor suerte y su posición social y económica será determinante para sobrevivir y no ir a prisión. Despotismo y violencia De aquel clima de violencia sin más ley que la dictada por unos personajes sin escrúpulos y con un egoísmo de poder desmesurado, que gozaban además de la complicidad de algunas de las llamadas «gentes de orden», hay abundante bibliografía publicada. Algunos de estos personajes no tardarían en ser condenados por las propias autoridades franquistas, aun cuando en algún caso lo serán bajo el pretexto de ser simpatizantes del líder falangista Manuel Hedilla, lo cual no impedirá que se les reproche el despotismo del que hicieron gala y los abusos cometidos. En el concello de Sarria se constatan cinco fusilamientos, después de consejo de guerra sumarísimo celebrado en Lugo: José Pombo Aguirre, Ricardo López López, Germán López Castaño, Benigno Lago Díaz y Vicente Páramo Losada. Todos ellos son integrantes de la numerosa expedición a Lugo del día 20 de julio en defensa de las autoridades gubernativas de la capital. Vicente Páramo Losada será acusado de ser el dirigente de aquella expedición y el verdadero promotor en Sarria y su comarca de un buen número de iniciativas políticas, desde antes de la proclamación de la República, en cuya comisión gubernativa municipal había figurado. Es también acusado de ejercer gran influencia sobre su sobrino, el alcalde de Sarria. En su fusilamiento, uno de los primeros de la provincia, efectuado el 3 de septiembre de 1936, será decisivo el testimonio del entonces jefe provincial de Falange. Entre los asesinados pola brava o paseados figuran como mínimo una quincena, siendo el concejal republicano Rogelio Tarí Uribe una de las últimas víctimas en el año 1938, apareciendo su cadáver en el llamado puente de A Silva, en el municipio de O Corgo. De los concejales condenados a prisión figuran Francisco Alvaredo Rodríguez, José López González y el guardia municipal Emilio Golás Rodríguez. El resto de los concejales sufrieron detención preventiva y fueron expedientados. Por su parte, el alcalde Antonio Páramo, que se hallaba en paradero desconocido desde el día 21 de julio y fue dado por muerto en 1940, acabará entregándose en Lugo en 1948, tras permanecer oculto en la localidad de Chave (O Saviñao) aun cuando su presencia allí era conocida por distintos emisarios que lo mantuvieron informado durante toda la guerra. Fallecería en 1959 en Lugo, después de haber recuperado el patrimonio que le había sido incautado y después de que sus familiares hubieran padecido distintos tipos de chantajes, multas, encarcelamientos y humillaciones. De los restantes miembros de la corporación municipal, algunos fueron procesados con condena y otros expedientados.