Mimos para el pasado de Meira

LUGO

ÓSCAR CELA

En directo | La conservación de un monumento nacional Nuevos trabajos de restauración permiten iniciar la recuperación del coro de la iglesia, construido en el siglo XVI, mientras se esperan otras actuaciones

14 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

En la iglesia de Meira se oye y se huele el silencio. Nada de sonidos que procedan de maderas en mal estado ni de olores que denoten humedades. Acaso pueda decirse que también se ve el silencio, pero hay tanto que ver en esta iglesia, declarada Monumento Nacional en 1931, que esa contemplación debe quedar para otra ocasión. El templo, construido a finales del siglo XII y principios del XIII, presenta un estilo románico que no deja de asombrar por su sencillez. La portada o el rosetón sorprenden por un acabado que parece perfecto, aunque las sorpresas que en estos últimos tiempos ofrece el templo están en el interior. Un acuerdo entre la Diputación y la Xunta permitió iniciar la restauración del coro, que estaba sobre la puerta principal y cuyo origen puede situarse en torno al siglo XVI. El párroco, José Sanfiz, muestra cómo los principales elementos ya están restaurados, aunque aún falta por instalar una nueva escalera de acceso y colocar sendas barandas de protección para evitar caídas. El coro permite también imaginar el esplendor del templo en tiempos pasados, pues llegaba a ocupar una superficie posterior aunque parte de las piezas fueron vendidas a principios del siglo pasado. Limpieza de retablos Don José, cuya amabilidad a la hora de explicar la historia de la iglesia es directamente proporcional a la importancia artística del templo, espera que pronto se inicie la segunda fase, que dejaría lista esa parte del edificio. «A promesa da Deputación é acabar a obra, e espero que se cumpra», dice. Lo que ya no es promesa pendiente sino misión cumplida es la limpieza y la desinfección de los retablos del amplio conjunto de retablos de la iglesia. Un total de diez aparecen en las naves laterales y en la principal, con orígenes que pueden datar de los siglos XV y XVI, y hace unos diez años que se realizó esa operación. Disparidad de criterios Falta aún, por ejemplo, una reposición de cales en los muros del altar mayor, aunque sobre este punto, según explica el párroco, no hay coincidencias: unos arquitectos se muestran partidarios de dejarlos tal como están ahora, lo que permite apreciar el paso del tiempo; otros, en cambio, parecen inclinarse por la realización de esa limpieza y de extender a esa parte del edificio las mejoras realizadas en otras. La impresión de José Sanfiz sobre el edificio lleva a pensar que ve el vaso medio lleno. «A igrexa, tal como está hoxe, está ben conservada», afirma. La cubierta del edificio no presenta problemas debido a obras realizadas en años pasados y, un cartel situado junto a la puerta de entrada informa de la posibilidad de visitar la iglesia por la mañana y por la tarde. Una posterior visita acaso sirva para intentar ver el silencio.