Anselmo Sampedro

J. GARCÍA BERNARDO

LUGO

LA TRIBUNA | O |

05 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

VIERNES al mediodía. En el transcurso de una comida, luego de una intervención en una diligencia judicial en Levante, una llamada telefónica comunica la triste noticia. Esa misma mañana había fallecido en Lugo Anselmo Sampedro, líder de Comisiones Obreras, alma mater del sindicato y el más significado miembro del sindicalismo provincial durante los últimos treinta años. El autor le había conocido un cuarto de siglo atrás y ciertamente, desde un principio había surgido entre ambos una clara sintonía y un mutuo afecto personal, dejando aparte cuestiones de índole ideológica. Eran escasas en los últimos tiempos las ocasiones en que coincidíamos, pero siempre -la última vez hace un par de meses, cómo no ante el Juzgado de lo Social- aprovechábamos la ocasión para hablar unos minutos, para añorar nuestra raíces asturianas, para traer a colación a nuestro común, querido y entrañable equipo de fútbol Athlétic Club de Bilbao, esto, claro está, con el respeto primordial a su Sporting de Gijón. Cuando una persona fallece joven es tópico decir que se encontraba en la plenitud de la vida. En el caso de Anselmo Sampedro, amén de ser verdad, resulta que a sus espaldas tenía muchos años de lucha, de los cuales los primeros fueron ciertamente difíciles, con una intensa actividad no sólo política, sino también sindical, con constantes recorridos por toda la provincia y estando siempre detrás de la primera pancarta en cualquier reivindicación sindical. En definitiva, dando la cara -y dicho sea de paso, en alguna ocasión en un tris de que se la rompieran-. Todos esperábamos que pudiera continuar en esa lucha muchos años más. No ha podido ser, no podremos volver a ver la sonrisa de Anselmo Sampedro semioculta tras su característica barba. Se ha ido una buena persona. Tan sólo queda, parafraseando su preferida expresión de saludo, decirle ¡hasta siempre campeón!