El paladar no tiene fechas

LUGO

Crónica | Comidas de verano en Terra Chá Los forasteros preguntan en los restaurantes chairegos si pueden comer capón, y toman de postre productos típicos de la zona como queso de San Simón, roscón de Vilalba o torta de Guitiriz

21 ago 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

O magosto, para agosto. La petición, sorprendente en un país de arraigadas costumbres gastronómicas, se cantaba hace algunos años, y formaba parte de una de las letras de una conocida canción de Os Resentidos. No parece haber noticias de que la propuesta haya cuajado, aunque acaso no vendría mal que alguien, quizá un grupo de rock, plantease el traslado de la feria del capón a este mes. La medida podría sorprender y posiblemente encontraría rechazos. En cambio, algún forastero recibiría el traslado con satisfacción. Los que visitan restaurantes de Terra Chá saben cuál es el plato estrella de la comarca y preguntan si pueden comerlo en pleno verano. La respuesta siempre es negativa, ya que sólo figura en las cartas en diciembre y enero. Manuel Montero, propietario del Restaurante Montero, confirma que en verano abundan los forasteros interesados en comer capón, e incluso explica algunos hábitos de un turismo gastronómico invernal: hay gente de fuera, dice, que reserva mesa para comer capón en invierno. Francisco Lobato, responsable de carta en el parador de la capital chairega, también afirma que los visitantes preguntan por el capón. Tienen que quedarse con las ganas, aunque hay, eso sí, un remedio: en la carta se incluye un pollo campero preparado con una receta similar a la del capón. Teresa Vázquez, del Mesón do Campo, manifiesta que algún cliente foráneo pregunta de vez en cuando por el capón, aunque, según se desprende de sus palabras, con menos frecuencia que en los otros dos establecimientos. El capón es, pues, un plato exclusivamente invernal. Sin embargo, no han faltado los turistas que, animados quizá por este tiempo de verano a veces lluvioso y fresco, pidieron comidas alejadas de las recetas de la estación: algunos, cuenta Manuel Montero, querían «un caldito» para empezar. En donde sí coinciden unos y otros es en la presencia de postres típicos de la comarca en las comidas de verano. El queso de San Simón, el roscón de Vilalba o la torta de Guitiriz aparecen en la carta de postres y gozan de las preferencias de los forasteros. Buenos desayunos Son, dice Teresa Vázquez, productos que rara vez disgustan al que los toma por primera vez, mientras Francisco Lobato explica que el queso de San Simón se come de dos modos, solo o acompañado de membrillo, y que la torta de Guitiriz es muy apreciada en los desayunos. Parece claro, por tanto, que los visitantes que pasan por Terra Chá se van con buenos recuerdos en el paladar. Cabe suponer incluso que alguno volverá en invierno para saborear con calma ese capón que en verano no pudo probar, y entonces también pedirá un plato de caldo para empezar y calentar el cuerpo. Los postres, por supuesto, seguirán en su sitio.