Entrevista | Antonio González Trigo Convencido, y resignado, de que su condición de arquitecto raro lo llevó a una especie de ostracismo, mantiene intacta la ilusión por su obra más importante: Veterinaria
13 mar 2004 . Actualizado a las 06:00 h.El arquitecto Antonio González Trigo no recurre a la falsa modestia pero tampoco oculta su percepción de que actualmente ya no es tenido en cuenta en ciertos estamentos oficiales y de la profesión. Asume su condición de profesional raro, que no concuerda bien con las modas e intereses actuales, pero no por ello está dispuesto a cambiar a estas alturas de la vida. Además, encargos no le faltan, también fuera del país. En estos momentos trabaja en el proyecto de un hospital veterinario en Oporto, obra para la que cuenta con el bagaje de la Facultade de Veterinaria lucense que, sin dudarlo ni un segundo, señala como su obra cumbre. Tiene otras dos grandes pasiones que son la acústica y el mundo del sonido en general, y la música, que se refleja en las tres décadas que lleva presidiendo la Sociedad Filarmónica de Lugo. -¿Por qué se extraña de que alguien tenga interés en hacerle una entrevista? -Yo he pintado algo en dos momentos muy interesantes de la ciudad y eso me satisface, pero actualmente no intereso. Reconozco que soy un arquitecto raro, que no me adapto a los cánones en boga. Y soy un generalista pero tengo un conocimiento de instalaciones que posee muy poca gente. -Tiene fama de meticuloso. ¿Sus obras resultan más caras y por eso no interesa actualmente? - Qué va. Todo lo contrario. Yo cobro lo normal; lo mismo que cualquier otro arquitecto. Y mis obras aún resultan más baratas. Veterinaria costó 49.000 pesetas por metro cuadrado, pese a la complejidad de las instalaciones, que obligó a la empresa Entrecanales a conseguir una clasificación especial, porque las instalaciones superaban el 30% del importe de la obra. En aquella misma época, entre los años 1984 y 1985, Educación tenía establecido un módulo para los colegios de EGB de 60.000 pesetas por metro cuadrado. -¿Pero, entonces por qué no interesa? -Cualquier persona que trabaje con mi sistema no interesa. Doy miedo. -¿Se considera desaprovechado profesionalmente? -Considero que en este momento tengo una carga de experiencia que no tiene la mayoría. Aunque sólo sea por los años que llevo en la profesión, soy una especie de memoria de esta ciudad. -Si le digo que me hable de la Facultade de Veterinaria del campus de Lugo ya no hace falta que le haga ninguna pregunta. -Aparte de la recuperación de la Muralla, mi gran obra es Veterinaria, que tiene un reconocimiento incluso en los Estados Unidos, país en el que está homologada, trámites con los que aún está la de Madrid, porque el hospital clínico veterinario tiene grandes defectos. El de aquí tiene una mesa de operaciones de grandes animales que es la mejor de Europa y probablemente lo seguirá siendo porque, debido a su coste, hoy no se hace otra así. En una ocasión, por motivos profesionales, alguien me puso como posible referente la Universidad de Davis, y resulta que con anterioridad un profesor de esa universidad que había asistido a un congreso aquí me dijo que en América no había ninguna facultad de Veterinaria como la de Lugo. -Pero aún está más orgulloso de la sonoridad del auditorio. -Vicente Mestre fue el técnico que lo estudió, y cuando llegó y vio los detalles dijo que tenía que sonar bien. Luego comprobó que su acústica tiene un 98% de claridad. Para el de Caixa Galicia quise traerlo, pero la constructora no aceptó.