Los acabados naturales reducen el estrés y aumentan la sensación de bienestar La madera ha sido siempre un elemento constructivo básico en la arquitectura popular, utilizado tanto en estructuras de forjados y cubiertas, como en tabiquerías, acabados de suelos, puertas y ventanas, escaleras, balcones y galerías. Vivir en una casa de madera, con materiales cien por cien naturales, puede resultar beneficioso para la salud. Estas construcciones «respiran», es decir, permiten el intercambio de vapor de agua del interior al exterior, ayudan a regular el nivel de humedad ambiental y no desprenden polvo, gases u olores nocivos. En definitiva, sus acabados naturales aumentan la sensación de confort, reduciendo el estrés.
24 oct 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Las construcciones de madera se distinguen por su estructura. La de troncos es la más básica y antigua, en la que la pared maciza soporta la construcción. En la de entramado pesado, el esqueleto está compuesto por piezas de madera de gran dimensión. La de entramado ligero es la más evolucionada, en este caso muchos elementos pequeños de madera forman el conjunto sustentante. Todos estos sistemas se cimentan como cualquier casa convencional. Conviene separar el arranque del muro de madera entre quince y veinte centímetros del terreno, colocando en el apoyo un fieltro bituminoso que logre impedir el ascenso de la humedad. El acabado exterior puede ser un chapado de ladrillo o piedra. Si se desea colocar madera, hay varias soluciones: revestimiento de tablas solapadas, tablero entero protegido superficialmente o incluso enfoscado y piezas vinílicas y metálicas solapadas. Independientemente de la terminación, siempre existirá en el muro un material aislante, por lo que conviene diseñar una cámara de ventilación. Si la casa es de troncos macizos, la calidad dependerá del espesor de los troncos, del tipo de madera y del tratamiento que se aplique. Las cubiertas se construyen a partir de vigas de madera sobre las que se coloca el sistema multicapa. Éste incluye un material aislante protegido por una capa impermeable al agua de lluvia, pero permeable a la salida del vapor interior, y un acabado adaptado a la pendiente. Para evitar el calentamiento, la cubierta dispone de cámara de ventilación.