Fe: un vínculo con la naturaleza

Mario Seijas

VIDEOJUEGOS

Electronic Arts

Electronic Arts apuesta por el formato «indie» con el reciente lanzamiento para PC y consolas de «Fe», un juego desarrollado por el estudio independiente Zoink

12 mar 2018 . Actualizado a las 17:11 h.

«Fe» narra las aventuras de un pequeño zorro en un bosque lleno de magia y color. Es un juego para desconectar, que no te atrapa precisamente con su historia, sino con sus escenarios. El componente gráfico es una de sus grandes virtudes, su estilo poligonal lleno de tonalidades y reflejos hace que las horas en este juego pasen a toda velocidad

«Fe» es un juego poco convencional, se define como juego de aventuras, puzles y plataformas, pero si lo que esperas es el componente de desafío y precisión que los juegos de plataformas suelen brindar, no lo encontrarás en este título. De hecho, el control del personaje en ocasiones no es del todo preciso, el mando es componente prácticamente obligatorio para disfrutar del juego, y aún así, es muy probable que a menudo caigas al vacío a la hora de saltar de plataforma en plataforma porque el personaje no responde a tiempo. Normalmente no hay grandes areas de plataformas, pero sí espacios concretos donde se requiere cierta precisión. Por suerte, los puntos de control son bastante habituales, lo que beneficia a la práctica de ensayo y error.  

«Fe» escapa de la narración tradicional en los videojuegos, no hay diálogos. El pequeño protagonista debe descubrir qué sucede en el bosque en el que se encuentra, y lo debe hacer comunicándose con los animales que lo pueblan. Como jugador debes establecer con ellos un vínculo, una conexión que permita aprender su lenguaje y sus particulares maneras de moverse por el bosque. La interfaz es simple y limpia, no figuran ni barra de vida o de aguante, ni falta que hacen. El juego proporciona un mapa para poder ubicarse en el mundo, pero también introduce una mecánica con la cual podemos invocar a un pájaro para que nos muestre a dónde ir, un método mucho más divertido para ir moviéndose por el mundo.

Zoink!

A medida que avanza la historia, también cambia la manera de movernos por el entorno, pues aprenderemos nuevas habilidades que permitirán alcanzar lugares que al principio del juego parecían inaccesibles. Uno que está particularmente logrado es la capacidad para trepar árboles, es simple y efectiva, y hace que los viajes por el mapa sean mucho más divertidos saltando de copa en copa. Hay un caso concreto en el que el jugador debe usar esta mecánica para trepar de los árboles que salen de las piernas de un ciervo gigantesco, en un claro homenaje a «Shadow of the Colussus».

 Dicho todo esto, todavía queda por mencionar el que puede que sea el mayor acierto del juego, su sonido. La banda sonora es preciosa y la construcción de los efectos de sonido está muy bien elaborada. El sonido de los vínculos con los animales, de su lenguaje, o incluso de algo tan simple como un chapoteo en el agua hace la experiencia mucho más inmersiva. De hecho, el sonido se convierte en mecánica, pues dependiendo de la intensidad con la que presionemos los botones del mando, los sonidos de nuestro personaje serán más o menos intensos. Esto beneficia a crear ese vínculo, ese lazo entre el pequeño zorro y el resto de animales del bosque.

El vínculo con los animales se hace presionando el gatillo del mando
El vínculo con los animales se hace presionando el gatillo del mando Zoink!

Habiendo terminado el juego, cabe subrayar varias cosas, este es un título cuyo concepto funciona muy bien en Nintendo Swich, por el hecho de ser portátil. «Fe» es un juego que se puede disfrutar perfectamente en un trayecto de tren o autobús, es una experiencia que se debe vivir poco o poco, la historia principal apenas lleva 6 horas completarla si se va directamente al grano, pero la manera de disfrutar de Fe es perderse en su mundo, de dar vueltas y explorar.

«Fe» no revoluciona el género ni trae gigantescas novedades al sector, pero desde luego ofrece un universo muy particular en el que vale la pena sumergirse, entenderlo y sobre todo disfrutar de la compañía de todos los seres que habitan en él.