Fiesta en el pueblo en el que ardieron nueve casas: «Despois dunha tristeza ten que vir unha alegría»

Carlos Cortés
CArlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

PANTÓN

La aldea de Budián, en Pantón, celebra la fiesta de la Virxe da Porta con la vegetación brotando sobre la ceniza del incendio de hace dos meses

23 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El blanco de la capilla de Budián destacaba en el paisaje oscuro que quedó tras el incendio de la desembocadura del Cabe. Fue hace solo dos meses, pero este fin de semana las cosas ya no se veían tan negras en este pueblo del municipio de Pantón. Un poco porque este otoño lluvioso ha empezado a llenarlo todo de verde, pero sobre todo porque los vecinos están de fiesta doble. Celebran las fiestas de la Virxe da Porta, recuperadas el año pasado tras más de medio siglo sin ellas, y los 65 años de Plácido González Ares como cura párroco.

Las fiestas las recuperaron en el 2024 después de 55 años de ausencia. «Non estaba claro o que ía pasar, pero a xente portouse moi ben e colaborou, así que finalmente non houbo problema ningún en organizar as festas do ano pasado», explica Alberto Rodríguez, que junto con Silvia Buján y Ramón Gómez, fueron los organizadores en el 2025 y vuelven a serlo ahora. El año pasado estaba la incertidumbre de si los vecinos responderían después de tanto tiempo sin costumbre de fiesta. Visto desde fuera podría parecer que este segundo año también podía haber dudas. Esta vez por el incendio.

Este pueblo de la parroquia de San Romao de Acre es probablemente el que más perdió en el incendio que a mediados de septiembre quemó cerca de 2.000 hectáreas en las dos orillas del cañón del Cabe.

En aquel incendio que afectó a los municipios de Pantón y de Sober ardieron diez casas, todas en la parroquia de Acedre. Y nueve de ellas en Budián. Pero aún así, nadie allí parecía tener dudas de que este años también tenía que haber fiesta. «Como me dixo unha veciña hai pouco —contaba Silvia Buján este sábado en la puerta de la capilla—, despois dunha tristeza ten que vir unha alegría».

La capilla de Budián está separada de las casas y en un lugar un poco más alto. Por eso sus paredes blancas destacaban tanto después de que el fuego pasase por encima de la aldea sin que nadie fuese capaz de detenerlo. Todo a su alrededor se quemó, pero la falta de arbolado o de maleza cerca hizo que la capilla se salvase. Dos meses después, las lluvias generosas de este otoño ya han empezado a tapar todo aquel negro con algo de verde. Alrededor de la capilla se ve mucha hierba y empiezan a crecer helechos.

Los 90 años del cura

Lo que todavía sigue como estaba son las casas que ardieron. Las obras de reconstrucción financiadas con fondos públicos de las que eran primeras o segundas viviendas todavía no han empezado, aunque todos los propietarios tienen ya concedidas las ayudas. La que no estaban habitadas se van a quedar como las dejó el fuego.

A la una de la tarde de ayer, los vecinos se arremolinaban dentro de la capilla y en la puerta después de sacar la imagen de la Virgen en una breve procesión. Es muy pequeña y no caben todos dentro, pero nadie quería perderse la sorpresa que le tenían preparada al cura.

Plácido González Ares es de Lalín, pero lleva una vida entera como cura de la parroquia de Acedre y de medio municipio de Pantón. La semana que viene cumplirá 90 años y dentro de unas semanas hará 65 de su llegada a Pantón. Los vecinos de Budián decidieron celebrarlo cantándole el cumpleaños feliz al final de la misa de la fiesta de este sábado.

«Meus pais casaron hai 61 anos e xa os casou el», contaba Enrique Gómez, uno de los que se tuvieron que quedar fuera.

A un par de metros charlaban el alcalde de Pantón, José Luis Álvarez, con Flora Enríquez, profesora jubilada y buena conocedora de la historia de Pantón. Flora le enseñaba al alcalde una tarjeta con una fotografía de la talla original de la Virxe da Porta de Budián. La que sale en procesión en esta fiesta es una imagen más reciente y de un valor mucho menor que esa otra.

«Teño claro -explica ella- que se trata dunha talla románica, pode que de románico tardío, pero románica». En el siglo XIX iban a deshacerse de ella porque la veían muy deteriorada, pero un vecino decidió quedársela a cambio de un poco de dinero.

Ahora la tienen en casa sus herederos, que viven fuera de Pantón.

La Virgen buscaba la otra puerta

En Budián cuentan que el peculiar nombre de su patrona tiene que ver con que la imagen se rebeló hace siglos cuando los vecinos quisieron abrir en la capilla una nueva puerta mejor orientada hacia el sur, donde están las casas del pueblo. Se ve que a la Virgen no le gustó la idea porque ella prefería seguir viendo el exterior a través de la puerta original, que está orientada al este y a través de la que se ve la fuente de la que el pueblo cogía el agua. Y cada mañana aparecía girada, como apartando la vista de la nueva puerta y buscando la anterior.

Hoy la capilla de Budián sigue teniendo una sola puerta. Es la antigua, la que estaba orientada hacia el este, donde se veía la fuente que buscaba la Virgen y ahora también el verde que vuelve a salir entre los árboles quemados este verano.