El convento de las clarisas de Monforte cumple 400 años

Manuela Sáez MONFORTE

MONFORTE DE LEMOS

El convento de Monforte fue habitado inicialmente por monjas clarisas procedentes de Lerma, en Burgos
El convento de Monforte fue habitado inicialmente por monjas clarisas procedentes de Lerma, en Burgos ROI FERNANDEZ

El monasterio se inauguró el 22 de junio de 1622 con una procesión solemne

22 oct 2022 . Actualizado a las 13:43 h.

Este año se celebra el cuarto centenario de la fundación e inauguración del convento de las madres clarisas de Monforte. La primera escritura de fundación se realizó el 17 de febrero de 1622 y la inauguración del convento el 22 de junio del mismo año, día de san Paulino de Nola; por este motivo fue nombrado este santo su patrón y se dispuso que fuera bajo la advocación de la Purísima Concepción. Una de las disposiciones de la fundación especificaba que los condes serían patronos a perpetuidad y después de su muerte el patronato pasaría a sus sucesores. Debemos felicitar a las monjas por la fundación de este convento hace cuatrocientos años.

A su regreso de Nápoles los condes se interesaron por esta fundación y solicitaron al duque de Uceda, hermano de la condesa, permiso para llevar a Monforte del convento de Lerma, por él fundado, a la abadesa sor Anastasia, monja de mucho prestigio y muy querida por los condes. Uceda se negó, no se puede olvidar la envidia que tenía a Lemos por su prestigio y reconocimiento y que fue una de las causas por las que el conde tuvo que abandonar la Corte y regresar a Galicia. En 1621, después de la muerte de Felipe III, y cuando ya el duque había sido desposeído de todos sus cargos, incluido el valimiento, y estaba siendo juzgado y después culpado, autorizó la salida de sor Anastasia y otras monjas para Monforte.

Tan pronto conoció el conde de Lemos esta noticia comenzó la construcción del convento provisional en la calle de la Falagueira, habilitando unas casas hasta que no se hiciera el definitivo. Ordenó al maestro de obras Simón de Monasterio que se encontraba en Monforte, trabajando en la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua, en el Colegio de la Compañía, que se encargara de esta obra. El 8 de abril de 1622 el nuevo convento se encontraba en disposición de ser habitado y fray Bernardino de Siena, comisario general de la orden en España, autorizó a las monjas clarisas de Lerma —en Burgos— a dejar este convento e ir a Monforte a ocuparse de la fundación de los condes de Lemos.

El 15 de mayo partieron de Lerma sor Anastasia, abadesa; sor Beatriz de la Cruz, vicaria; sor Clara María de la Asunción, sacristana y maestra de novicias; sor Ana de la Cruz, maestra de portera y la novicia sor Catalina de la Cruz. Iban acompañadas de tres frailes, el 30 se encontraban en Madrid y después de un descanso emprendieron viaje a Monforte, llegando a esta villa el 15 de junio. Fueron recibidas en Ribas Altas por el conde y otros importantes personajes gallegos. Doña Catalina no acudió a recibirlas por encontrarse indispuesta.

Actos de inauguración

El día 22 de junio se inauguró la iglesia; se celebró una solemne procesión que partió de la parroquia del convento de San Vicente do Pino hacia el nuevo convento. Iba encabezada por el obispo de Lugo, don Alonso López Gallo, que llevaba el Santísimo Sacramento, seguida de los condes de Lemos, su sobrina la condesa de Gelves y otros importantes personajes de reino de Galicia. También la acompañaban los priores de san Vicente con todos los monjes del convento; el de los dominicos de Pantón, el del convento de Tábara; el del convento de San Agustín de Sarria y el rector del colegio de la Compañía. Celebró la santa misa el obispo; por la tarde las monjas cantaron vísperas y completas y dijeron maitines a media noche como era costumbre.

Once años más tarde, la séptima condesa viuda, doña Catalina de la Cerda y Sandoval, entró de novicia en el convento por ella y su marido fundado; al año siguiente profesó como monja después de haber recibido la autorización del para Urbano VIII para continuar administrando su hacienda.

Un valioso legado artístico del séptimo conde de Lemos

Antes de emprender viaje a Nápoles para desempeñar el virreinato (1610-1616), los condes de Lemos ya habían pensado fundar un convento de franciscanas descalzas. Por este motivo, desde la ciudad partenopea pidieron autorización al papa para adquirir una parte de las reliquias de aquel reino que se encontraban en las iglesias, monasterios, abadías. El papa Paulo V se la concedió. Para guardar tan preciados restos el conde encargó los bustos relicarios a los mejores escultores afincados en la ciudad napolitana: Pietro Quadrado, Giovan Battista Ortega, Pompilio Giliberto, Antonio Montano, Michelangelo Nacherino, entre otros, (Véase M. Sáez González, Del Reino de Nápoles a las Clarisas de Monforte de Lemos. Escultura del siglo XVII en madera). Los monfortinos debemos agradecer a las monjas que a través de cuatro siglos hayan conservado un patrimonio tan importante, la mayoría italiano, que hoy podemos contemplar en el museo de las madres Clarisas. Agradecimiento también al séptimo conde de Lemos que antes de morir había dispuesto que todas las obras de arte que se encontraran en Galicia no salieran a la venta en su almoneda y pasaran al convento de Monforte.