La vida de Rosendo Vila, al igual que la de Martínez, también acabó de forma trágica, ya que murió asesinado en su vivienda de Monforte por un grupo de falangistas en septiembre de 1936. Juan Tizón consiguió escapar de la represión política en una accidentada huida y se refugió en Portugal, donde murió en diciembre de 1945.