Goteo de ERTES en la hostelería y el comercio por un cierre que se ve largo

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

MONFORTE DE LEMOS

Cedida

La industria está intentando aguantar y en algún caso valoran la posibilidad

21 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El cierre obligado de hostelería, restauración y comercio hace que estos sean tres de los sectores más afectados por el confinamiento lo que está conllevando un goteo de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en la zona. Es el caso de establecimientos como la Casa do Gato o el bar Alfonselle en Lalín. La situación de estos sectores junto con la de los autónomos y el del turismo es la que más preocupa, sobre todo teniendo en cuenta que en el horizonte ya se ve una prolongación del estado de alarma.

Mientras tanto, en las grandes empresas de la zona, la tónica general es continuar trabajando en mayor o menor medida e ir capeando el temporal y aguantar lo que se pueda. Aunque no será fácil y hay ya firmas que están valorando la posibilidad de un ERTE. Una medida, a la que explican algunos empresarios, no todos podrán optar.

Es el caso de sectores productivos que no se encuentran parados, aunque a la larga alguno considera que podría optar a este tipo de medida si se dan algunos casos como tener que cerrar las puertas por tener un número significativo de casos positivos o una cuarentena por coronavirus, o en el supuesto de poder aducir causas económicas. La preocupación de la mayoría es el tiempo que pueda durar el estado de alarma porque cuanto más se prolongue más pérdidas y mayores problemas para continuar trabajando en algunos casos.

Parón de cambio de temporada en Florentino

En Florentino, la fábrica lalinense está con servicios mínimos y con dos o tres personas. Tino Cacheda explica que «no hicimos todavía un ERTE y hasta ahora nos vamos organizando». La situación está coincidiendo con el parón de cierre que se realiza cada año al final de la producción de las prendas de la temporada primavera-verano. Es uno de los dos parones que se hacen al año. Está cerrada la venta on line para no poner en peligro a transportistas y trabajadores y lanzaron un mensaje de ánimo.

Con todas las tiendas propias y las tiendas multimarca donde distribuyen cerradas poco pueden hacer y están a la espera de ver cuánto se prolonga y cómo se puede solventar. De momento la actividad se limita a algún trabajo administrativo y de almacén. Por ahora no recibieron ninguna petición de fabricación de mascarillas, aunque al ser una empresa de confección sería difícil afrontarlo porque no disponen ni de material ni de la maquinaria necesaria para la realización de ese tipo de piezas pequeñas, otra cosa sería si fuesen, por ejemplo batas. No obstante señala Tino Cacheda «si nos dijeran algo intentaríamos hacer lo posible por ayudar».

Las empresas extreman las medidas de precaución para continuar y recurren al teletrabajo en algún departamento

En Lalín empresas como Portadeza mantienen el trabajo en la fábrica aunque estos días están de puente porque ya lo tenía programado así de antes. El gerente de la firma explica que «temos traballo para fabricar a semana que ven e a seguinte», apuntado que «eu falei con todos os traballadores un por un e todos queren seguir traballando».

Eso sí, el trabajo se lleva a cabo con guantes y una serie de medidas aplicando todos los protocolos. Se desinfecta todo todos los días, se establecieron turnos de bocadillo para no coincidir, hay dosificador con desinfectante, «sacamos todas as toallas e usamos papel e lle recordamos todos os días á xente a importancia de manter as normas». Por su parte, dice, podrían seguir trabajando pero todo dependerá también del exterior ya que, indica, «varios clientes que tiñamos xa non lle podemos entregar, algúns porque os obrigaron a pechar».

En Megodeza, Ramiro Mejuto señala que «tomamos algunhas medidas e seguimos os protocolos». Resalta que «algunhos traballadores están parados, os que teñen maior risco e os que teñen maiores aos que coidar na casa e reducimos os que van ás obras a dous». Los que van , señala, «levan o táper e mascarillas». Defiende que «temos que dar atención porque somos proveedores necesarios» y de ellos depende mantener instalaciones frigoríficas por ejemplo. En su sede de Lalín 2000 realizaron una especie de esclusa para que los de la fábrica no contacten con los que vienen de las obras y viceversa y en el departamento administrativo el personal de oficina se redujo al mínimo y se está optando por el teletrabajo.

Aunque son situaciones diferentes, Mejuto recuerda la crisis y esos duros momentos que se prolongaron años apuntando que «fumos estando aquí e a ver se non temos que parar». En cuanto a la posibilidad de un ERTE se pregunta «quen os vai a pagar» y opina que «parecen camiños fáciles e eses nunca son gratis ni son a mellor opción».

En A Estrada, algunas de las grandes empresas continúan trabajando con relativa normalidad, aplicando protocolos de prevención para proteger a sus trabajadores. Es el caso de la fábrica de muebles Martínez Otero o de Hierros Diego. Otras, como Sala Gradín, están a la espera de las negociaciones con la Xunta para ver cómo les afectará el cierre de los comedores escolares que atienden. En un tercer grupo están las que, no teniendo la necesidad de cerrar, han decidido hacerlo por precaución, como la Constructora Bamarti, por ejemplo.

«Estamos traballando na fábrica coa porta semipechada e indo a comer á casa»

En Prefabricados Faro, el gerente, Julio Hermida, señala que «temos a porta semipechada e estamos traballando na fábrica e facendo o que podemos pero con moito coidado e con moitas precaucións». Lo que sí se suprimieron fueron otras actividades como la visita a clientes. De momento, apunta, Hermida cuentan poder continuar trabajando con normalidad. Explica que «temos moita zona de acopio de material e non estamos tendo problemas cos abastecementos». Lo que sí tienen es «moito traballo na fábrica», fruto de encargos y trabajos pendientes. Aunque las restricciones y las medidas derivadas del estado de alarma hacen que, apunta el gerente de esta empresa de Rodeiro, «teñamos falta de camións, de grúas,...».

El cierre de bares y restaurantes obliga también a un cambio de costumbres y «agora imos todos todos os días a comer a casa». Los trabajadores van y regresan luego a la fábrica donde se está operando manteniendo las mayores medidas de seguridad posibles. Los problemas no los tienen en la fabricación sino en los montajes, a la hora de montar las piezas prefabricadas de las naves que tienen contratadas. En cuanto a un posible ERTE señala que «nos polo momento non temos dereito a ese tipo de medidas» y espera que la empresa pueda seguir trabajando con normalidad y que esto acabe lo antes posible. En cuanto a los empleados, apunta qu, «a xente quere vir a traballar, algún incluso igual agradece traballar e non ter que quedar na casa».

El turismo en la zona se desploma con todo cancelado

Hoteles cerrados, casas de turismo rural y albergues con cancelaciones a meses vista. En el sector del turismo de la zona ven con preocupación una situación de parón que se considera será larga y que dio al traste con la ocupación de este puente de San José y de Semana Santa, al menos. Lo mismo pasa en los albergues. En el de As Carpinteiras, en Rodeiro, Luis Otero explica que «cancelaron todos e non queda ninguén». La noche antes del cierre cuenta que «tiñamos a dous peregrinos aos que xa lle dimos o día seguinte o almorzo a porta pechada e marcharon en taxi a Monforte para coller o tren e voltar para a casa». No están teniendo llamadas ni siquiera para hacer alguna reserva para verano. En algún hotel de la zona confiesan que las cancelaciones que suman alojamientos y todo tipo de eventos se prolongan de aquí a junio. A la falta de ingresos algunos añaden la pérdida de mercancía. Los establecimientos están obligados a devolver el dinero a quien cancela, con lo que más de uno se plantea ya un posible ERTE de su plantilla obligado por la situación.