TRIBUNA | O |

31 jul 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

EL SÁBADO pasado, en el Parque dos Condes de Monforte, mientras hacía fotos del concierto de Joaquín Taboada, amparado en parte por la oscuridad, pude oír opiniones muy diversas sobre el espectáculo. Había a quienes les gustaba, había quienes nunca habían oído música new age, otros a los que aquello «no les iba» y hasta los que decían que aquello les daba sueño. A mí no me gustó demasiado, pero es que a mí no me gusta ese tipo de música. En todo caso, cientos de personas se reunieron esa noche para ver ese concierto. Las terrazas de la calle Cardenal estaban llenas de gente, por la Compañía el ajetreo era incesante y hasta el aparcamiento del Parque dos Condes estaba como un día de la semana a media mañana. Creo que de eso se trata. No hay que intentar hacer cosas que le gusten a todos, sobre todo porque eso resultaría imposible. Sólo se trata de hacerlas. Y si como en este caso es algo nuevo, mejor que mejor. Porque quizá mucha de la gente que se congregó alrededor de la laguna nunca había escuchado ese tipo de música y desde el sábado ya tiene más datos para opinar y decidir si le gusta. En medio de la gente alguien comentaba: «É como no das festas, que non ven un coñecido». Pues mire por dónde, a mí me suenan todos, y como a mí, a todos los que tienen de 35 años para abajo. Comprendo que quizás a quien decía eso no le guste Pereza, Mago de Oz o Ariel Rot. Comprendo que quizá ni siquiera los conozca pero no comprendo que los critique sin conocerlos. Hasta hace no tanto, las actuaciones en Monforte eran para un público más mayor. Los jóvenes siempre se quejaron de que no había actuaciones para ellos. Este año les toca quejarse a los que son un poco más mayores. Supongo que organizar unas fiestas no es fácil y mucho menos contentar a todos. Pero todo depende de como quieras ver la botella.