«Hace 800 años que no le da el sol»

Christian Rodríguez, C. C. MONFORTE

A POBRA DO BROLLÓN

Un arqueólogo saca fotos del interior de la tumba número 53, en la que apareció esta mañana un esqueleto en muy buen estado de conservación
Un arqueólogo saca fotos del interior de la tumba número 53, en la que apareció esta mañana un esqueleto en muy buen estado de conservación CARLOS CORTÉS

La quinta campaña de excavaciones en el castro de San Lourenzo de Cereixa se salda con el hallazgo de diecisiete tumbas y siete cuerpos

16 ago 2019 . Actualizado a las 11:22 h.

A Pobra do Brollón acoge los últimos días de la quinta campaña de excavaciones arqueológicas en el castro de San Lourenzo de Cereixa. Durante esta última campaña los investigadores hallaron diecisiete nuevos sepulcros en el yacimiento, siete de ellos con restos humanos en su interior. Esta misma mañana los investigadores han destapado dos de las tumbas de la necrópolis medieval sobre el castro.

Los enterramientos elegidos fueron los marcados con los números 45 y 53 por los letreros que colocaron los arqueólogos. En el 53 salió el bingo. Bajo la lápida con este número aparecieron unos restos humanos en considerable buen estado de conservación. «Hace 800 años que no le da el sol», comentaron los encargados de las prospección en un momento de risas y entusiasmo. Unos momentos antes se había destapado la tumba 45, que contenía también restos humanos, que aunque más pobres que la abierta después, conservaba la mitad frontal de un cráneo.

El último cuerpo descubierto mantiene su dentadura, algo poco común en los hallazgos del castro de Cereixa, lo que llamó la atención de los investigadores de la campaña dirigida por Xurxo Ayán. Los miembros de la campaña ya hablaban de «el nuevo Atilano», nombre con el que bautizaron unos restos con apariencia semejante a finales de 2017. Esta tumba se encuentra paralela a la iglesia del castro y estaba tapada con una losa bastante más gruesa que las del resto de la excavación. 

Ambos enterramientos siguen el mismo patrón que los demás, con la cabeza en  poniente y los pies hacia el este. Las tumbas se hallan a sesenta centímetros bajo el suelo, la profundidad excavada desde el inicio de las prospecciones arqueológicas en San Lourenzo de Cereixa.