¿Y por qué no casas rurales de guardia?

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Muchos alojamientos llegarán al mes de mayo sin prácticamente ingresos durante el año
Muchos alojamientos llegarán al mes de mayo sin prácticamente ingresos durante el año ALBERTO LOPEZ

El sector pide un comité de crisis para estudiar salidas que garanticen su viabilidad

05 abr 2020 . Actualizado a las 19:21 h.

El teléfono de la recepción de una casa rural alivia la tensa monotonía impuesta por la pandemia. Las medidas de confinamiento por el coronavirus acaban de endurecerse, pero al otro lado de la línea una mujer insiste en reservar habitación para desconectar unos días en la Ribeira Sacra. La dueña del alojamiento teme que sea una broma, pero aun así explica a su interlocutora que el negocio debe permanecer cerrado como consecuencia de la alarma sanitaria. La autora de la llamada insiste de todos modos: «Es que acabo de romper con mi pareja», argumenta.

La anécdota que vivió la propietaria de un establecimiento hotelero situado en el municipio de Pantón da pie al presidente de la asociación Ribeira Sacra Rural para reflexionar sobre el momento crítico que atraviesa el sector. «Hai hoteis de garda para dar aloxamento ás persoas que seguen a traballar nos servizos esenciais. ¿Por que non casas rurais de garda?», se pregunta Francisco Almuíña.

El Gobierno declaró servicio público esencial el funcionamiento de un número mínimo de establecimientos hoteleros dedicados a atender las necesidades de alojamiento ineludibles durante el estado de alarma. Las casas rurales no entran, sin embargo, en la dinámica de servicios básicos que obligó a poner en marcha la pandemia. «Hai situacións nas que as casas rurais poderían ser útiles. Familias con nenos con autismo, persoas con claustrofobia... Polas características dos aloxamentos, o risco de contaxios e moito menor», opina.

Almuíña sugiere incluso que los convenios con hoteles para aliviar centros asistenciales podrían extenderse a establecimientos surales. Más que propuestas, precisa, son reflexiones en voz alta que deberían discutirse en el foro adecuado. Por medio de una carta dirigida a la Xunta, la asociación que preside urge la puesta en marcha de un comité de crisis que busque alternativas al impacto de la alarma sanitaria en el sector.

Propuesta al consorcio

Ribeira Sacra Rural trasladó la misma propuesta a la gerente del consorcio de turismo de la Ribeira Sacra. «Váisenos vir en riba un problema social, e a única forma de afrontalo e sentirnos vivos e activos. Hai que saír desta, pero temos que ir pensando en como imos facelo», apunta Almuíña.

Las casas rurales tienen la obligación de abrir al menos ocho meses al año. Muchas aprovechan el primer trimestre, que suele ser época baja, para sus vacaciones y la realización de reformas. La alarma sanitaria se llevó por delante la campaña de Semana Santa, en la que siempre se alcanza una alta ocupación, y amenaza seriamente las expectativas para el verano. «El golpe fue tan grande que nos dejó sin capacidad de reacción», dice el propietario de un alojamiento de la Ribeira Sacra.