Tirotean dos veces con balines un perro en Chantada

Francisco Albo
francisco albo CHANTADA / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNÁNDEZ

El animal recibió los tiros cuando estaba en una finca particular y en ambas ocasiones estuvo a punto de perder un ojo

21 ene 2018 . Actualizado a las 19:34 h.

Un galgo perteneciente a un vecino de Chantada, Carlos Díaz, estuvo a punto de perder un ojo al ser tiroteado con balines por una persona desconocida cuando se encontraba en una finca situada en pleno casco urbano, en la calle Uxío Novoneyra. Los disparos no se produjeron una sola vez, sino dos, y en ambas ocasiones fue en un sábado. La primera fue el día de Reyes y la otra, exactamente una semana después. «Despois da segunda vez, cando vin que foi algo feito adrede, pensei en poñer unha denuncia pero ao final non o fixen porque non creo que a Guardia Civil se vaia poñer a rexistrar as casas da zona para ver se localiza a escopeta con que fixeron os disparos», dice el propietario del animal.

Los dos tiros, con siete días de diferencia, impactaron en la cabeza del perro muy cerca de su ojo derecho. Uno de ellos lo hirió a la misma altura del globo ocular y el otro, un poco por encima. «Nos dous casos non lle acertaron en pleno ollo por moi pouco», señala Carlos Díaz. Las heridas que sufrió el animal fueron tratadas por un veterinario y en una de las ocasiones hubo que extraerle el balín, que quedó incrustado en la piel. Exceptuando las cicatrices que le dejaron los disparos y que todavía son bien visibles en su cabeza, los daños que sufrió el galgo no fueron muy graves. «Pero o peor foi o que puido ter pasado», añade el propietario.

Puesto a resguardo

Desde que se produjeron estos incidentes, el perro no ha vuelto a ser tiroteado, pero el dueño cree que esto puede deberse a que no volvió a dejarlo solo en la finca donde tuvieron lugar los hechos. «Por precaución, agora normalmente déixoo gardado nun baixo bastante grande que está na casa á que pertence este terreo e cando sae a pasear vai sempre conmigo», explica Carlos Díaz.

El propietario dice por otro lado que al galgo no parecen haberle quedado muchas secuelas de las agresiones que estuvieron a punto de dejarlo tuerto. «Cando lle quedou un dos balíns metido na pel queixábase e rañábase a ferida cunha pata, pero non creo que fose moi consciente do que lle pasou», añade.