La Estación, un barrio antes populoso en el que crecen los edificios en ruina

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Según los censos históricos, una decena de calles de la zona sumaba más de 3.000 vecinos en 1940

30 ago 2023 . Actualizado a las 21:37 h.

El investigador de la historia local Felipe Aira Pardo tiene previsto publicar en los próximos meses un libro sobre las calles de Monforte en que reunirá numerosos datos de diferentes épocas que fue recogiendo durante años. Entre ellos figuran los censos históricos del barrio de la Estación desde 1888 a 1996, en los que se fue consignando el número de vecinos que tuvieron sus distintas zonas. Según apunta Aira, esta documentación muestra claramente la evolución demográfica que fue teniendo esta parte de la ciudad desde sus orígenes y ayuda a entender su actual situación, en la que numerosos edificios están cayendo en el estado de ruina tras décadas de abandono.

En opinión de Aira, la actual calle Concepción Arenal -antiguamente llamada Alfonso XIII- es muy representativa de la evolución que conoció todo el barrio gracias al ferrocarril. «El nombre de Alfonso XIII se lo pusieron en 1886, tres años después de la apertura de la estación, y en el Ayuntamiento hubo que votar esa decisión dos veces, porque había concejales que no estaban de acuerdo», apunta. «El motivo era que en esa calle solo había entonces tres casas construidas y les parecía que no tenía suficiente entidad para llevar ese nombre», añade. Solo diez años después, en 1896 -indica Aira-, el escritor y periodista monfortino Ricardo Rodríguez Vilariño de Barbeito mencionó esa misma calle como una de las más pujantes del barrio y afirmó que por entonces ya contaba con un amplio número de edificios de sólida construcción.

En las cifras del censo a lo largo de las siguientes décadas, indica por otro lado el investigador, se ve cómo la población del barrio se va haciendo cada vez más numerosa. «El apogeo fue en los años que siguieron a la Guerra Civil, una época en la que se trasladaron a Monforte muchos ferroviarios procedentes de otros lugares», precisa. Como ejemplo, Aira menciona el censo de 1940, cuando una decena de calles del barrio sumaban 3.129 vecinos. «Una calle hoy tan modesta y poco poblada como Padre Feijoo tenía por entonces 252 habitantes», agrega.

Hasta la década de 1960

Aira señala que los censos históricos muestran cómo el barrio siguió albergando una importante población hasta la década de 1960, una época en la que Monforte comenzó a perder categoría como núcleo ferroviario y los empleos vinculados al ferrocarril empezaron a descender. «En 1965, la calle de A Coruña todavía tenía 434 vecinos, un número que en 1940 era de 521 y en 1955, de 461», apunta el investigador como ejemplo. Las cifras oficiales de población muestran que el barrio ha ido perdiendo cada vez más vecinos desde entonces. «No es extraño que ahora se estén arruinando muchas casas antiguas del barrio, porque la mayoría de ellas nacieron al amparo de la estación ferroviaria y se fueron muriendo a medida que la estación decaía», comenta.

Vías urbanas que nacieron a la sombra del ferrocarril y otras que crecieron gracias a él

El estudio histórico realizado por Felipe Aira indica indaga en los orígenes de las calles del barrio de la Estación y pone de manifiesto su estrecha relación con el desarrollo del núcleo ferroviario monfortino. Un caso destacado -señala a este respecto el investigador- es el de la calle actualmente llamada Leopoldo Calvo Sotelo, que antes se denominó José Calvo Sotelo y en tiempos de la Segunda República fue conocida como avenida Pablo Iglesias. «Esa calle no existía con anterioridad y nació gracias al tren, ya que se abrió a finales del siglo XIX para conectar la zona de Os Chaos con la estación», explica. «Hasta entonces, la única vía para ir desde el centro urbano hasta la estación era la actual calle Doutor Casares, que en tiempos se llamó barrio de San Pedro», añade.

Aira señala que otras calles del barrio que experimentaron un fuerte crecimiento a lo largo del siglo pasado gracias al ferrocarril, además de la mencionada Concepción Arenal, fueron las de A Coruña -llamada del Progreso hasta la época republicana-, Rosalía de Castro -antiguamente de la Ascensión-, y O Morín, que en muchos documentos aparece mencionada como Murín. En la calle de A Coruña existió en tiempos una capilla que después fue sustituida por la actual iglesia de la parroquia de la Estación. «En sus primeros tiempos, el barrio no contaba con su propia parroquia y los vecinos de O Morín y Vilanova estaban asociados a la parroquia de de Ribas Altas», explica.

La calle Doutor Casares, señala Aira por otro lado, también se vio beneficiada por el ferrocarril. «Ya existía antes de que se construyese la estación, pero la parte más próxima a ella creció mucho desde esa época», agrega.