Sesenta euros de paga al día por recoger la uva en la Ribeira Sacra

La Voz

LEMOS

ROI FERNANDEZ

Comienzan las contrataciones para la próxima campaña en la denominación de origen

08 ago 2017 . Actualizado a las 07:56 h.

Cada vez son más las personas que se deciden no solo por veranear en la Ribeira Sacra, sino también por conocer, de primera mano, qué es participar en la producción de vino con denominación de origen, en especial tinto, en los escalonados viñedos de la zona. Este año la situación no va a cambiar pese a que la maduración de las vides sea más rápida de lo esperado y haya que empezar a recoger las uvas de las cepas a finales de agosto para no dejar que se pasen.

El consejo regulador de la Ribeira Sacra es el que se encarga de garantizar el origen del producto. También gestiona la inscripción de las bodegas de la zona, sumando este año un total de 89. «Las bodegas tienen que inscribirse aquí, después ellas se ocupan por su cuenta de gestionar las contrataciones para la época de la vendimia», explica una de las trabajadoras del Consejo. Una vez inscritas, las bodegas podrán optar a conseguir la certificación de sus productos tras cumplir con una serie de controles. De esta forma, quedan en manos de los dueños de las bodegas todas las decisiones sobre las contrataciones.

José María Prieto, propietario de Bodegas Régoa, explica que este año espera contratar a cerca de veinticinco personas. «La mayoría es gente conocida y de la zona, ya que el trabajo en la viña es complicado, aunque para el transporte de las cajas nosotros contamos con raíles». En Bodegas Régoa se espera recoger unos 50.000 kilos, que se irán repartiendo en cajas de diez. Cada jornada se pagará en torno a los sesenta euros.

Gestión externa

Dentro de la subzona de Amandi, la bodega Val da Lenda, más pequeña que la anterior, este año recurrirá a la contratación de dos o cuatro personas que no serán conocidos o familiares, ya que la gestión recaerá en una empresa externa. Víctor, su dueño, aclara que los pagos serán distintos según la función que desempeñen. «En torno a los sesenta euros para los que corten y sobre los cien si acarrean», comenta.

Para recoger la cosecha de este año Fernando González, de la bodega Adega ubicada en Doade, contará con veinte o veinticinco trabajadores. «Solemos contratar a gente que no es de la zona y buscamos que trabajen bien y que aguanten el calor sin problemas», aclara el propietario.

Carmen Miguel se decidió por hacer la vendimia en la bodega Régoa. Recuerda que siempre llegaba a la viña de madrugada y que al mediodía se iba a casa a descansar. Los cinco grupos que había se encargaban de cortar, la gran mayoría de ellos, eran de la zona. Cada día, uno de los grupos tenía que quedarse por la tarde para descargar tractores, limpiar y clasificar. «A mí hacer la vendimia me encantó, pero cansa mucho. Aunque no tengas que trabajar todo el día ni cargar con las cajas, el cuerpo lo nota, pero yo creo que merece la pena», confiesa.

Aprovechando el aumento de turistas que la Ribeira Sacra está viviendo, se han ido creando distintas actividades que van más allá de un paseo en catamarán o de una ruta por alguno de los paisajes de la zona. Este es el caso del Viñobús, que no solo permite el acercamiento a distintas bodegas, sino que pone a disposición de cualquiera la posibilidad de participar en el proceso de producción del vino.

Los visitantes, además de disfrutar de un destino enoturístico, viven la experiencia de formar parte del proceso de producción del vino. Durante unas horas recogen la uvas al estilo de la denominada viticultura heroica. Alexandra Seara, gerente del consorcio de turismo, explica que el número de personas interesadas por este tipo de actividades no ha parado de aumentar desde que empezaron. «Para el Viñobús de la vendimia recibimos entre 250 y 300 personas, pero nos llaman casi 700 para pedir plaza», comenta la gerente. Para Seara, los clientes terminan la experiencia satisfechos. «En general se lo pasan muy bien, por eso los que vienen una vez suelen repetir al año siguiente. Además, mantenemos el contacto. Cuando termina el proceso de elaboración de vino, se les envía una botella de la bodega en la que han estado trabajando», indica.

La mayoría de las personas que optan por el Viñobús son gallegas, sobre todo de A Coruña, aunque también se deja notar la presencia de gente de las comunidades limítrofes.