Riesgo máximo de contaminación fluvial por el incendio de O Courel

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

Las tormentas previstas para hoy podrían arrastrar las cenizas al Lóuzara

31 jul 2015 . Actualizado a las 23:15 h.

El incendio que comenzó el pasado sábado en la sierra de O Courel fue declarado extinguido por la Consellería de Medio Rural a las 21.55 horas del miércoles. Pero los estragos ambientales que provocó el fuego podrían multiplicarse si en la zona quemada llega a descargar una de las tormentas previstas para hoy en las montañas orientales lucenses, que podrían ser intensas. En tal caso, las enormes cantidades de ceniza depositadas en las laderas abruptas del valle del Lóuzara serían arrastradas hasta el río -afluente del Lor- y provocarían un grave episodio de contaminación.

Según el pronóstico de la Agencia Estatal de Meterología para el área montañosa cantábrica -que engloba la sierra de O Courel-, hoy se esperan en toda esta zona «precipitaciones moderadas, que podrán ser localmente fuertes y acompañadas de tormenta, tendiendo a disminuir». El biólogo y catedrático de la USC Javier Guitián, antiguo director de la Estación Científica do Courel y autor de varias obras sobre la vegetación de la sierra, considera que «esta es la peor situación que se puede dar después de un incendio forestal en un lugar como este».

Una lluvia fuerte en estos momentos -añade- no solo llevaría al río grandes cantidades de ceniza, con el riesgo de provocar mortandades piscícolas y la degradación de la fauna y la vegetación fluvial. Al no estar ya el suelo protegido por la cubierta vegetal y con las fuertes pendientes pueden producirse además importantes arrastres de tierras que erosionarían y empobrecerían los terrenos.

Las mejores condiciones

Tras un incendio como el de los pasados días -señala Guitián-, las mejores condiciones meteorológicas para que se puedan regenerar con relativa rapidez los terrenos quemados consisten en lluvias suaves que permitan rebrotar la vegetación sin dañar los suelos. Eso fue lo que sucedió después del incendio registrado en el 2012 en una zona muy próxima, en los límites con el municipio de Samos. Pero aquel incendio se produjo en los últimos días de un invierno especialmente seco, que fue seguido a comienzos de la primavera por una serie de lluvias moderadas. El último incendio se ha registrado en medio de una situación meteorológica totalmente diferente y mucho más problemática, en la que los efectos de una sequía veraniega prolongada se combinan con el riesgo de tormentas.

Temor a que haya desaparecido una importante formación boscosa cerca de Cortes

Javier Guitián tiene previsto visitar hoy la zona incendiada para evaluar los daños causados por el siniestro en la vegetación de la zona. Por las informaciones que tiene de momento, cree que aunque el terreno arbolado que se quemó en el incendio se limite a unas ocho hectáreas -según precisaron desde la Consellería de Medio Rural-, el estrago ambiental puede haber sido muy considerable. «Parece ser que ardió al menos una parte de un bosque que está en unas laderas situadas enfrente de la aldea de Cortes», explica. «Es una formación importante en la que viven diferentes especies, como los robles y los castaños, y si la destruyó el fuego se trataría de una pérdida grave», agrega.

Por otro lado, Guitián apunta que el riesgo de nuevos incendios en la sierra sigue siendo altísimo: «Tal como está hoy de seca la vegetación, toda la zona se ha convertido en un polvorín». El biólogo lamenta por otro lado que el incendio de O Courel coincidiese con otro siniestro forestal de grandes dimensiones en Navia de Suarna, lo que a su juicio pudo restringir la utilización de los medios aéreos. «En una zona tan abrupta el uso de aviones y helicópteros es fundamental, porque las brigadas de tierra tienen muchos problemas para moverse y trabajar», añade.