La clausura invernal hace perder numerosos clientes a los restaurantes
13 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.A los hoteles de la comarca de Monforte les sienta fatal el invierno. El frío habitualmente intenso de esta época del año no ayuda a atraer turistas, pero es que aunque viniesen tampoco sobrarían camas para acogerlos. La capacidad hotelera de la ciudad y de su área de influencia se reduce drásticamente en el mes de enero. En estos momentos, solo están disponibles el 40% de las camas existentes. Esta especie de hibernación hotelera afecta también a las casas de turismo rural, aunque en ese caso es más difícil hacer cálculos exactos de porcentajes.
Pero en los hoteles sí es cuantificable. De las algo más de seiscientas camas (en habitaciones, la mitad) que tienen los establecimientos de este tipo existentes en la comarca de Monforte, ahora no hay más de 250 operativas. Si la cuenta se reduce al mercado hotelero que se encuentra sin salir del casco urbano de Monforte, el balance es un poco menos malo. En la ciudad hay en estos momentos alrededor de 170 plazas disponibles y otras 160 cerradas. Un 51 contra un 49%.
En esta situación son determinantes los cierres del parador de turismo de San Vicente y del balneario de Augas Santas. El primero tiene cincuenta habitaciones y el segundo algo más de cien. Suman casi la mitad de las plazas hoteleras de toda la comarca. Pero no solo cierran ellos. A esta política de repliegue invernal se suman también algunos de los más pequeños, que aprovechan para dar vacaciones a su personal. Es el caso del hotel Ribeira Sacra. Ellos siempre cerraban unos días en enero, pero este año van a extender el parón a todo el mes.
Y lo cierto es que los establecimientos que aguantan abiertos no aprovechan de forma apreciable la reducción general de plazas. Por ejemplo, el hotel Puente Romano tenía ayer ocupadas aproximadamente la mitad de sus 53 habitaciones. El Conde de Lemos está un poco mejor, porque tiene clientela para veinte de sus veinticuatro habitaciones.
Un error evidente
El parón en los hoteles se nota también en la hostelería. Emilio González es el propietario del restaurante O Grelo. A medio camino entre el centro de la ciudad y la cima de San Vicente, este establecimiento es especialmente sensible a lo que haga el Parador. «Este mes temos entre un 30% e un 40% menos clientes que habitualmente», se queja Emilio González. A su juicio, el cierre es un error evidente: «O número de visitantes baixa porque non hai oferta, porque a xente que fai turismo con frecuencia marcha a outras zonas. Aquí non pode vir porque están pechados os hoteis de referencia, os que moven o turismo de nivel medio alto».