Roberto González regresa a Tor con sus «Vírgenes descuidadas»

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

El pintor expone por primera vez en el pazo que visitó en la infancia

29 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El pazo de Tor acoge desde ayer una exposición del pintor monfortino Roberto González Fernández, que fue inaugurada por el propio artista con una conferencia. Las obras expuestas forman parte de la serie Vírgenes descuidadas, una reflexión simbólica sobre la violencia machista en la que Roberto González trabaja desde el pasado marzo. Las imágenes consisten en fotografías digitales manipuladas, una técnica que utiliza con frecuencia desde comienzos de la pasada década.

La exposición está distribuida por las diferencias estancias del pazo -incluida la capilla, un lugar que al artista le parece especialmente apropiado-, formando una curiosa combinación con los antiguos cuadros y otros elementos decorativos de esta antigua residencia convertida en museo. González se declaró muy contento de exhibir sus obras en este lugar, muy relacionado con sus recuerdos personales. «Conocí el pazo de pequeño, porque mi madre era amiga de su última propietaria, Mari Paz Taboada -explica-, pero la verdad es que no había vuelto a verlo desde que me fui de Monforte, cuando tenía 18 años, y me alegro mucho de exponer aquí».

En cuanto a la temática de la exposición, Roberto González señala que pretende ser un homenaje y un gesto de apoyo a las mujeres que sufren la violencia sexista. «Aunque no la haya vivido directamente, es una situación que me afecta como a todo el mundo, porque todos estamos sometidos a las noticias y esto es algo que desgraciadamente sale a la luz todos los días», apunta. Si bien su obra -siempre de un carácter muy personal- no muestra una determinada intencionalidad social o política, el artista dice que pretende reflejar la realidad que lo rodea y que ello puede incluir también cuestiones como la violencia contra las mujeres o el cambio climático, al que ha dedicado otra serie de trabajos. «Son cosas que me afectan como también lo hace la decadencia total de la sociedad occidental, que parece haber llegado a tal grado de sofisticación y complejidad que ya no puede desarrollarse más y que acabará siendo superada por otras, como le sucedió en su momento al Imperio Romano», concluye.